El verdadero enemigo de Colombia | El Nuevo Siglo
Jueves, 8 de Febrero de 2024

“Ruptura institucional” es como se refieren eufemísticamente a un golpe de Estado. Y se dio plenamente desde el momento en que el octogenario canciller no se sometió a las reglas de juego del Estado de derecho. A pesar de la decisión de la Procuraduría General de separarse del cargo de canciller, el viejo sigue ejerciendo hasta cuando le dé la gana por instrucción de su jefe el presidente de la república. Varios actos administrativos -todos nulos- siguen emanando del ilegitimo funcionario público entre otros el nombramiento de Benedetti como embajador ante la FAO en Roma, Italia (dónde le gusta). Eso sí es un golpe de Estado.

La sociedad colombiana -esa misma que nos exige respeto por la institucionalidad y la figura del presidente de la República- parece no darse cuenta de un hecho muy grave… ¿cuál es? Al presidente de la república de Colombia le irritan las instituciones incluso su mismo cargo.  No le gusta la ley. No le gusta el principio de legalidad.  No le gustan las decisiones de las cortes. No le gusta la fiscalía. No le gusta nada. Y entonces ¿qué le gusta? le gusta mandar, pero, de hecho y al margen de la ley.  Crear caos, movilizaciones populares, agitar a las masas y victimizarse …¿con qué objetivo? Pues no se necesita pensar con ilación para entender que este ha sido el modus operandi en Venezuela y Cuba para instaurar un régimen dictatorial maligno, largo y desastroso.

Alertó al universo, por todas las redes sociales y hasta en árabe (vaya uno a saber si bien o mal escrito), que acá en Colombia se está fraguando un golpe de Estado contra él y llamó a las bases populares mundiales a movilizarse para que lo defiendan. Pensé equivocadamente que ya había sido suficiente con la Casa Colombia en Davos y su café español… ¿de verdad es una buena estrategia expandir por el universo la semilla del odio hablando mal del país que preside?  

El establecimiento llama “a la calma” …  ¿cuál calma o de quién? Importa mucho el qué dirán, pero muy poco la realidad objetiva. ¿Y cuál es esa realidad objetiva?  Que por las buenas o por las malas buscará cómo quedarse en el poder y acabar con Colombia y sus “fuertes instituciones”.

Petro, con esos cuatro pelos y un lápiz en la boca y mirada al piso y mirada perdida me recuerda el extinto Club Cinema en Chapinero a las 4:30 a.m. (añorado templo de los raves capitalinoas).  así se veían… Y ese mismo se salió de la institucionalidad hace rato… sus actuaciones no muestran sino demencia y odio por todos excepto Laura S.

El peor enemigo de Colombia no es el narcotráfico, la guerrilla, la corrupción, la ignorancia, la miseria y hasta la banda de los Rolex. El enemigo se llama Gustavo Petro y no quiere ser más su presidente sino ¡su comandante!

Mientras tanto el partido político Fecode se “moviliza” justificando los 500 MM. Y las altas cortes toman tinto con su otrora y actual verdugo.

juanfelipereyes@hotmail.com