LA figura de la Vicepresidencia y en especial su rol ha sido, en muchas ocasiones, motivo de debate. La respuesta la esgrime la Carta Política. La asamblea constituyente dirimió el asunto y optó por su elección popular, junto con la del Presidente de la República, como su fórmula, dicho textualmente. Y por razones que el imaginario colectivo conoce es quién habrá de reemplazarlo en sus faltas absolutas o temporales. Hasta ahí es claro.
El punto de controversia lo da aquel que dice que el Presidente puede confiar al Vicepresidente misiones o encargos especiales e incluso designarlo en cualquier cargo de la rama ejecutiva a excepción de funciones de ministro delegatario.
Con la reciente entrevista de María Isabel Rueda a Marta Lucía Ramírez, la primera mujer en la Vicepresidencia de Colombia, se suscitó la inquietud por la gama de sus cometidos, más cuando se hacen preguntas por la función de la nueva jefe de gabinete, María Paula Correa, que seguramente ejercerá un trabajo de trascendencia para el gobierno actual como es el hecho de trabajar por impactar positivamente al Congreso -bastante polarizado- en la conveniencia de las iniciativas del Presidente y sus ministros, entre otras muchas funciones, en quien el primer mandatario pone toda su confianza. Así es que ahora podemos hablar de dos mujeres fuertes, cada una en su estilo y con encargos muy distintos, que se complementarán en la gestión del gobierno.
La verdad es que abanico de la Vicepresidencia es muy amplio y por su altura está determinado por decreto. Considerando la norma constitucional sus funciones dependen también de normas anteriores por las cuales se le asignan la Consejería Presidencial para los Derechos Humanos, la Consejería Presidencial de Seguridad, la Dirección de Seguimiento y Evaluación a los Acuerdos de Paz, la Dirección de Política Integral para la Lucha contra las Drogas Ilícitas y la Dirección de Proyectos Especiales.
También con la creación de la Comisión Interinstitucional de alto nivel, por imperativo de la Corte Constitucional, hoy por delegación queda en cabeza de la Vicepresidencia poner en marcha con carácter urgente un plan de reacción y contingencia para la protección de las comunidades afrodescendientes y los pueblos indígenas Awá y Eperara-Siapidaara que habitan el Pacífico nariñense.
Y en los capítulos, que reemplazaron por así decirlo, las misiones del anterior Vicepresidente, se encuentran encargos bien específicos. Primero una serie de tareas consignadas como de supervisión, entre las que están la de los sectores de transporte e infraestructura y de la reconstrucción de Mocoa, más no es la gerencia misma.
Segundo, tareas de coordinación tales como la de la Misión Internacional de Sabios para el impulso de la ciencia, la tecnología y la innovación; la relacionada con el patrimonio cultural sumergido del Galeón San José y la celebración del Bicentenario de la Independencia y tercero tareas de apoyo y asesoría a temas de anticorrupción, equidad de género, competitividad y desarrollo empresarial y programas para personas con discapacidad. Cuarto, el ejercicio como presidente de dos comisiones bien interesantes como son la Comisión Colombiana del Océano y la Comisión Colombiana del Espacio. Todo ello adicional a la función de representar al presidente en la agenda internacional.
El rol, a veces poco conocido de la Vicepresidencia, resulta ser bien exhaustivo. De seguro, puedo imaginarme a la primera mujer en el cargo, con su carácter y empreño, haciendo continuamente la verificación a su lista de chequeo y el registro de victorias tempranas.
Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI