Este titular reciente de El Nuevo Siglo recogió el corazón mismo de la visita del Santo Padre a Colombia.
Viajó a la periferia del dolor de las víctimas colombianas, las abrazó en su orfandad y les hizo saber que no están solas. Dios Padre, a través del Vicario de Cristo en la tierra, tiene su amorosa mirada puesta sobre ellas, como el Cristo mutilado de Bojayá. El Papa les dijo:"vengo aquí para estar cerca de ustedes y mirarlas a los ojos, escucharlas, abrir mi corazón a su testimonio de vida y de fe. Y si me lo permiten, desearía también abrazarlas y llorar con ustedes".
Así lo sintieron ellas, las invisibilizadas: "Dios lo ve todo" sentenció Maria Cecilia Mosquera, quien perdió a sus tres hijos y a su marido entre las llamas de la conflagración causada por una voladura del oleoducto en Machuca.
Y ante la voz de Francisco, las miradas del mundo, hasta ahora distraidas, se posarán vigilantes sobre la situación real de las víctimas colombianas.
Sus palabras no fueron de conmiseración. Las invitó a tomar las riendas de la reconciliación. A tomar la iniciativa, porque para El Papa "todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero de reconciliación será un fracaso". Advierte que "Basta una persona buena para que haya esperanza.....esto no significa desconocer o disimular las diferencias y los conflictos. No es legitimar las injusticias personales o estructurales. El recurso de la reconciliación no puede servir para acomodarse a situaciones de injusticia".
"No hay nadie lo suficientemente perdido que no merezca nuestra solicitud, nuestra cercanía y nuestro perdón” dice el Santo Padre y le plantea a las víctimas un desafío de amor: “La víctima está llamada a tomar la iniciativa para que quien lo dañó no se pierda”. Insiste: “el que toma la iniciativa siempre es el más valiente."
¿Las víctimas tomando la iniciativa de la reconciliación? Sí. Eso pide el Papa. "Cuando las víctimas vencen la comprensible tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creibles de los procesos de construcción de la paz".
El Papa invita a "pedir y ofrecer perdón", pero empodera a las víctimas en sus derechos. Las dignifica como hijas muy amadas de Dios.
"La verdad es una compañera inseparable de la Justicia y de la Misericordia. Juntas son esenciales para construir la paz y, por otra parte, cada una de ellas impide que las otras sean alteradas y se transformen en instrumentos de venganza sobre quien es más débil".
"Verdad es contar a las familias desgarradas por el dolor lo que ha ocurrido con sus parientes desaparecidos. Verdad es confesar qué pasó con los menores de edad reclutados por los actores violentos. Verdad es reconocer el dolor de las mujeres víctimas de violencia y de abusos"
¿Qué significa entonces la reconciliación para Francisco? El Papa citó las enseñanzas de San Juan Pablo II: "Es un encuentro entre hermanos dispuestos a superar la tentación del egoismo y a renunciar a los intentos de pseudo justicia; es el fruto de sentimientos fuertes, nobles y generosos, que conducen a instaurar una convivencia fundada sobre el respeto de cada individuo y de los valores propios de cada sociedad civil".
Bellas, ciertas, duras y claras palabras que los colombianos debemos repasar con frecuencia.