En el último tramo de este año, la economía marcha floja, el país anda regular, y persiste desconfianza en hogares.
Si economía crece por debajo del 3%, las cuentas no son alegres.
Al contario, está subiendo el número de personas que ante la crisis económica renuncian a buscar trabajo.
Está creciendo deserción en colegios y universidades del país.
Informalidad ya está rozando lo 12 millones de personas.
De cada 100 ciudadanos que cada día salen a buscar su sustento, entre 50 y 60 son rebuscadores, informales, vendedores ambulantes.
Significa entonces que de cada millón de hogares, más de la mitad carece de sustento fijo, de prestaciones, de parafiscales y de una vida digna.
Al menos, 3 millones de personas que viven en el campo, están en la misma situación de los más pobres en ciudades.
Son campesinos que no tienen trabajo estable y bien remunerado y carecen de las condiciones sociales básicas para salir de la pobreza extrema.
La mayoría de individuos desatendidos por el Estado y ajenos al radar del sector privado, están en edad laboral, entre 18 y los 30 años.
El grueso de habitantes entre 35 y 50 años en adelante, andan en el rebusque.
Más del 30% de personas vinculadas a la informalidad son profesionales.
En promedio, un trabajador informal con título universitario no devenga más de dos salarios mínimos en la calle.
El panorama para muchos profesionales en empresas es similar: reciben el mínimo o un algo más.
Ganar arriba de $1,5 millones es una bendición, un bien de lujo.
No es extremo ni pesimismo, es la realidad: vamos entre regular y mal.
Si bien el Presidente Duque, en su primer mes de gestión, vive días dulces, el rumbo nacional es incierto.
Al entrar en el último cuatrimestre de 2018 al comercio organizado le va regular en ventas, pedidos y facturación. Apenas da para pagar proveedores.
Pequeños comerciantes no han podido rotar inventarios con celeridad ni aumentar nómina.
Tampoco se abren muchos nuevos almacenes en las regiones.
En el comercio es común ver que a sus empleados les pagan con comisiones. Mil pesos y hasta cinco mil por prenda vendida. Si no venden, el trabajador sale limpio.
La industria, a su vez, marcha algo mejor que hace un año, pero aún lejos de su crecimiento potencial.
El clima de negocios luce nublado para inversores e industriales, exportadores y fabricantes debido al anuncio de nueva reforma tributaria.
Aunque todo parece indicar que serán empresarios los favorecidos con reforma a impuestos, todo cambio en reglas de juego produce incertidumbre y espanta inversionistas.
El ambiente político, entre tanto, pinta oscuro. El Congreso, los partidos y la clase dirigente gozan de muy mala imagen en la sociedad.
Se viene el fin de año y el pesimismo ronda en hogares. Desigualdad y generación de empleos, dos grandes apuestas del Presidente Duque.
Urgente recobrar confianza en medio de una economía de bolsillo roto.