Hay que abrir a todo colombiano una esperanza cierta, una oportunidad operante, una expectativa legitima.
Alberto Lleras Camargo
Nuevamente, amigos lectores, me ocupo en este espacio que me brinda la casa editorial El Nuevo Siglo, del Pacífico Colombiano.
El mayo del 2017 escribí: “Cuanto me duele la situación de nuestro litoral Pacífico. Cuanta ignominia. Cuanto abandono. Cuanto menosprecio por una raza valerosa que a pesar de los sufrimientos y la falta de servicios para su supervivencia, resiste al olvido de los gobiernos centralistas.
Allí, están todas las necesidades básicas insatisfechas y tienen un mínimo desarrollo industrial. Por ese abandono del poder central, las poblaciones costeras del Cauca y Nariño, Buenaventura en el Valle y el Chocó, que es el departamento más pobre de Colombia, claman por un plan de desarrollo integral”.
Pues, con el nuevo gobierno que lidera el presidente Gustavo Petro, y su vicepresidenta, Francia Márquez, se abre una gran esperanza para esa rica y hermosa región de nuestro país. En su programa de gobierno y en sus discursos prometieron darle una mano al desarrollo de este territorio que tanto lo necesita.
La mayoría de los colombianos desconocemos estas zonas inhóspitas, llenas de hermosos paisajes, de gran diversidad en flora y fauna, así como cultural. Toda la costa Pacífica es apropiada para un gran desarrollo turístico nacional e internacional.
En materia hotelera se pueden desarrollar conceptos ecológicos y aquí se puede vincular a los jóvenes, además de que se deben construir y ampliar los aeropuertos, vías, hospitales y colegios.
Además del olvido estatal para esta región, los grupos alzados en armas se han apoderado de gran parte del territorio causando desplazamiento, muerte y terror. La región tiene una población aproximada de ocho millones de habitantes.
Para el turismo internacional, toda la región tiene su atractivo. Hasta las fuentes de agua y que los comerciantes y sector turístico saben que tienen que ser polo de atracción y no de rechazo. Por eso no puede haber gente que venda mojarras a dos millones de pesos, como en Cartagena.
La gran disyuntiva que se presenta es la explotación minera y maderera, esta última presenta tala indiscriminada de bosques como práctica, por lo que se hace necesario apoyar a los campesinos para desarrollar sectores como construcción, agricultura, manufactura, comercio y hotelería.
La región Pacífica registra importantes niveles de desigualdad y es urgente evitar el hambre, la desnutrición, la muerte prematura y la posibilidad de acceder a la educación, la salud y la seguridad básica.
La tarea del actual gobierno es bajar los altos niveles de desigualdad, con un rezago social histórico con respecto del resto país y eso se logra a partir de un desarrollo socioeconómico con equidad y sostenibilidad ambiental, para acortar diferencias geográficas, culturales, sociales, productivas y mejorar la conectividad, con el resto del país.
El Pacífico no aguanta más, necesita el respaldo de todos los colombianos para acallar ese clamor de atención estatal.