La economía es una ciencia social y como tal no solo basta con ser buen profesional sino también tener las ideas correctas. Aunque en su época no existía la profesión, podría decir que Karl Marx era un economista y sus ideas han dejado más de cien millones de muertos en los países donde han sido intentadas. Esta semana muchas personas se alegraron por el nombramiento de José Antonio Ocampo, aunque este optimismo no se vio reflejado en los mercados. Ocampo es un intelectual de la economía del más alto nivel, profesor de una de las universidades más prestigiosas del mundo y uno de los historiadores económicos más importantes de Colombia. No obstante, todos sus pergaminos, se ha dejado seducir por ideas que quizás funcionan en la teoría pero que han resultado ser desastrosas en la práctica.
El nuevo ministro de Hacienda es colega y coautor de varios libros del economista Joseph Stiglitz, quien al igual que él tiene pergaminos como intelectual de la economía, pero históricamente se ha dedicado a ser el referente de políticos populistas que han intentado sin éxito implementar sus recomendaciones. Stiglitz y Ocampo felicitaron al presidente Boric de Chile y han sido cercanos a los gobiernos de Argentina. Incluso, escribieron un libro con el hasta este sábado ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, cuando coincidieron en la Universidad de Columbia. Ocampo todavía aparece en la página web del Gobierno argentino como miembro de su Consejo de Política Económica y Social.
Las ideas de Ocampo, contrario a lo que piensan quienes salieron rápidamente a aplaudir guiados por su reputación como economista reconocido, lo hacen encajar a la perfección con el programa de gobierno de Petro. El ministro electo se considera como progresista y está convencido que el Estado debe ser lo más grande posible y que hay que redistribuir la riqueza tanto como sea posible, gravando al máximo nivel posible a los más ricos.
También al igual que los keynesianos que hacen parte de la FED y asesoran a Biden en Estados Unidos, cree que inyectarle dinero a la economía vía política monetaria expansiva no genera inflación y si llegase a hacerlo solo sería transitoria. Como lo han hecho en Argentina, Ocampo cree en el rol del Estado para intervenir la economía con controles de precios que rápidamente generan escasez y mercados negros.
Hay que recordar también que Ocampo fue director ejecutivo de la Cepal y en ese sentido está convencido de la fracasada política de sustitución de importaciones que termina condenando a los colombianos a comprar pocos productos y cada vez más caros, castigando fuertemente especialmente a los más pobres.
Todas estas propuestas están también escritas en el programa de gobierno de Gustavo Petro y es a lo que deberá enfrentarse el país a partir del próximo 7 de agosto. Quizás tengan diferencias en lo que tiene que ver con la suspensión de la exploración de petróleo, pero esa decisión es de quien sea su colega ministro de Minas y no de él, de igual forma como ministro debe hacer lo que el Presidente ordene. Quizás por esto los mercados no responden con la misma euforia que algunos en redes sociales y medios de comunicación.