Las relaciones del Gobierno con los grupos guerrilleros comienzan en el nuevo año con dos eventos principales: las decisiones sobre la Justicia Especial para la Paz y las negociaciones con el ELN. En cuanto a estas últimas, deben reiniciarse el 9 de enero y el primer punto en el orden del día será el del cese al fuego que vence en esa fecha y sobre cuya continuación los elenos han hecho planear dudas.
En realidad era el ELN el que más lo quería, por razones de conveniencia estratégica, contra la voluntad de Juan Camilo Restrepo al punto que el presidente Santos lo impuso sobre su jefe negociador. Las presiones del ELN para que se excluyera a Restrepo de la delegación oficial continuaron, amenazando hacer fracasar el cese al fuego y en un comunicado dijeron que “El Mecanismo Nacional de Veeduría y Verificación (MVV), está colapsado a causa de las posiciones intransigentes que mantienen los delegados de Juan Manuel Santos; lo que hace más complejo y riesgoso cumplir el cese bilateral, pactado para que dure hasta el próximo 9 de enero”. Y en otro, “El ELN reitera su voluntad de cumplir el acuerdo de cese al fuego, hasta el 9 de enero de 2018, como hasta ahora lo ha hecho. Sin embargo, la Delegación de Diálogos ha decidido que sus delegados no participarán del MVV, hasta no resolver los desacuerdo entre las partes.”
Según información de El Colombiano, en un momento dado Beltrán dijo que “o Juan Camilo cambia, o cambian a Juan Camilo, o esta mesa se acaba por su terquedad”. La situación de Restrepo se volvió insostenible y su renuncia le fue, muy probablemente, pedida por el Presidente, de manera que pudiera nombrar a alguien más “flexible”, en este caso, cree el primer mandatario haberlo encontrado en el ex vicepresidente Gustavo Bell, quien se encuentra, según lo expresó, estudiando quienes podrían acompañarlo en estas negociaciones y cuyos nombres deberían conocerse en los primeros día de enero para poder recomenzar a negociar con los elenos el 9 del próximo mes.
A nuestro entender, el ELN aceptará prorrogar el cese al fuego, lo que le conviene; a pesar de estar reforzado por algunos disidentes de las Farc, no son fuerza capaz de hacer frente a un ejército de casi un millón de hombres y el cese al fuego les permite conservar sus posiciones, rearmarse, descansar y, de vez en cuando hacer uno que otro atentado impunemente. Lo que difícilmente logrará el gobierno es un acuerdo de terminación del conflicto con los elenos. Piden lo que se les dio a las Farc y algo más, lo que políticamente le va a quedar difícil al Presidente. El sapo es demasiado grande.