“Cuando la equivocación es palmaria, evidente, inexplicable racionalmente y conducente a resultado absurdos y además ya no quepa solución a través de los recursos, se califique de error judicial… al menos se indemnicen los perjuicios sufridos por quien padeció la indiscutible y patente equivocación”.
Tribunal Supremo Español
Hace varios meses, cuando el ciudadano Nidal Waked Hatum, padecía el absurdo confinamiento, por un proceso político montado sobre presuntos delitos que no cometió y que le indilgaban porque detrás estaban intereses económicos y acogido extrañamente por las autoridades norteamericanas, escribí una columna sobre el caso Waked.
Ahora meses después de que aniquilaron por radio prensa y televisión a la familia y sus hijos menores de edad, diciéndoles narcotraficantes, un señor Juez, Robert Scola, ese sí Señor, me dio la razón y sobre todo al señor Waked.
Era inocente de todos los cargos, no debería jamás haber estado en prisión y menos sometido a los vejámenes con el beneplácito de la Cancillería, de la Corte Suprema de la Policía Nacional, de la Fiscalía y del Inpec, que sistemáticamente le negaron sus derechos.
Perversamente un comerciante de Panamá fraguó todo el ardid, con la complicidad del gobierno y las autoridades de su país, para despojarlo de todos sus bienes, de un banco, de centros comerciales y perseguir a todos los del apellido Waked por ser de sangre árabe, utilizando a las autoridades estadounidenses cuyos embajadores y representes de las agencias de inteligencias propalaron por todo los medios de comunicación de varios países, la versión de que habían desmantelado la red más grande del mundo de lavado de dólares provenientes del narcotráfico.
Todo resulto una falacia, una falsedad y están callados los grandes periódicos y medios que lo difamaron y jamás le dieron posibilidad de defenderse a excepción del diario el Tiempo, que en una ocasión, le permitió dar una entrevista y en la cual con lágrimas en los ojos proclamó su inocencia.
Y ahora que un señor juez, Robert Scola, a quien debemos todo honor y toda gloria, y de pie, dedico los últimos diez minutos de la sentencia para decir “al señor Waked me lo trajeron pidiendo 70 años de prisión, y terminamos en 27 meses, - ¡cómo puede ser esto! estamos en el estado de la Florida donde más trampa se hace en los EE. UU. Yo tengo 45 años de ejercicio y este caso nunca lo había visto antes, es absolutamente inusual. La intención del señor Waked no fue falsificar nada ni perjudicar a nadie, no existe victima alguna que haya perdido un solo dólar; se pagaron los intereses, se pagó todo al día, el señor Waked merece mis respetos. … Señor Waked mis respetos para ud y toda la gente que paso esta situación con ud.”
El fiscal agachó la cabeza y aceptó que lo condenaran por debajo de la pena mínima y ya su presunto cómplice había sido absuelto hace meses por lo mismo: inexistencia de los delitos.
Pero el daño quedo hecho, al señor Waked le dañaron su imagen, le robaron su credibilidad, sus empresas, sus empleados perdieron sus empleos y el sustento de sus familias.
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