El No positivo | El Nuevo Siglo
Sábado, 8 de Octubre de 2016

La comunidad política, contra todo pronóstico, de manera realmente soberana e independiente, amén de ejemplar y no obstante el dogma oficialista, impuso un mandato: diálogo y unidad nacional.

Reconozco que después de la perplejidad colectiva la respuesta nacional ha sido altamente positiva. Desde la Farc hasta el alto Gobierno, pasando por los líderes de la oposición, los estudiantes, las víctimas, los sindicatos, los medios de comunicación, en fin, toda alma noble ha sacado lo mejor de sí y se ha conectado con el mandato democrático.

En ese sentido, el No empezó a dar sus frutos. Lo que antes era una política de gobierno, hoy es una verdadera política de Estado; lo que antes nos dividía, hoy nos une. El No ha logrado sentar a la mesa a Santos y Uribe, a Samper y Pastrana, a Ordoñez y los de la política de género. Total, a media nación con la otra media. Eso, per se, es positivo.

No me imagino la ingobernabilidad y la crispación que hubiese alcanzado una pírrica victoria del Sí con reforma institucional y la refundación del país. Gracias a Dios nada de eso ocurrió.

Empero, me parece correcto cuando los voceros del Sí demandan propuestas de la oposición. Es que hasta el pasado domingo la oposición fungía como tal, esto es, como dique iluminado de prudencia y sabiduría ante el triunfalismo y la soberbia. Pero ahora urge que los líderes del No cuenten con la grandeza de proponer. Primero, varias alternativas; segundo, alternativas posibles y concretas y, tercero, que lo hagan de manera oportuna.

Por su parte la mayoría de colombianos demandamos del Gobierno y de las Farc la grandeza de estudiar y de flexibilizar su posición para alinear los intereses nacionales. El primer paso, que es aceptar la necesidad del diálogo y de escucharnos, así como el llamado a la calma, ya se dio exitosamente.

Ahora resta estudiar con sentimiento patriótico las propuestas, estar realmente dispuestos a ceder y tomar una decisión de Estado.

En lo que a mí respecta, creo que la discusión debería iniciar así: los acuerdos ni son tratados internacionales, ni harán parte del bloque de constitucionalidad, ni se debe pretender que los cabecillas de las Farc purguen cárcel ni se les obstaculice su tránsito hacia la vida política.

@rpombocajiao

*Miembro Corporación Pensamiento Siglo XXI.