El mensaje que deja la visita apostólica del Papa ha conmovido a las distintas expresiones de la sociedad colombiana. Es como un aliento de esperanza en este mar de confusión. Ha producido el efecto del que se mira al espejo y puede constatar las huellas que deja en su el rostro el sufrimiento por el maltrato, la exclusión, la marginalidad, la pobreza y la violencia. “Hay que oír a los pobres”, repite con fuerza, y eso es precisamente lo que no hacemos. Las políticas que se diseñan para satisfacer los derechos a la salud, la vivienda, la educación y la seguridad social no son suficientes, a pesar de los avances.
El afán de lucro sin escrúpulos y sin medida, es un antivalor que está en la raíz del fenómeno de la corrupción.”El corrupto no es capaz de pedir perdón. Vive en un estado de insensibilidad ante los valores. La soberbia y la suficiencia son dioses del dinero”, dice Francisco. La soberbia genera intolerancia, fomenta el egoísmo y destruye la solidaridad.
El plan pastoral de su pontificado, en forma premonitoria, se recoge en el Documento de Aparecida-Brasil, que fue el resultado de un encuentro de obispos de América Latina que se reunió en 2007 para reflexionar sobre los requerimientos de la Iglesia en el continente. En tal Documento se habla de la necesidad “de convertir a la Iglesia en una comunidad más misionera. Se confirma la opción preferencial por los pobres y excluidos, se reconocen nuevos rostros de los pobres (desempleados, migrantes, abandonados, enfermos y otros). Se promueve la justicia y la solidaridad internacional y una cultura de respeto a la vida en la sociedad; propone acompañar a las personas en sus diversas condiciones de niños, jóvenes y adultos mayores, de mujeres y varones; el cuidado al medio ambiente como casa común…….Habla de los desafíos de la educación y la comunicación, del compromiso político de los laicos por una ciudadanía plena en la sociedad democrática, de la solidaridad con los pueblos indígenas y afrodescendientes. Propone una acción evangelizadora que señale caminos de reconciliación, fraternidad e integración entre nuestros pueblos.” Concluye que hay que iniciar una nueva etapa en las actuales circunstancias históricas para difundir el Evangelio.
Por ello llama la atención la manera como se interpretan las frases que contienen los mensajes del Papa en su visita a Colombia. Francisco, como pastor, no podía referirse a situaciones concretas en el marco de las agitaciones que vive el país; porque, si así fuera, implicaría descender a un terreno que no es propio de su condición de conductor espiritual. “Ustedes no son políticos, ni técnicos”, les recordó a los obispos. Las categorías que utiliza tienen que ver es con propósitos y aspiraciones colectivas. Por tanto, quien quiera encontrar la fuente de su acción apostólica debe acudir a la doctrina social de la Iglesia Católica y, de manera concreta, al Documento de Aparecida cuyas conclusiones él mismo redactó siendo cardenal de Buenos Aires.