El recién instalado Congreso de la República, con la anticipada y particular convocatoria pública para elegir Contralor General, recibió una manzana envenenada de la legislatura anterior. Legislatura que, en su arrolladora diligencia, dejó la lista de elegibles confeccionada y remendada sobre medidas. Tal y como se hizo evidente a través de las acciones y órdenes judiciales cursadas. De manera que, a los literalmente nuevos parlamentarios, solo les restara elegir de dicha lista. Es decir, morder la manzana y, como en el cuento, caer en profundo sueño. Pero, afortunadamente, el tortuoso y cuestionado proceso, como ha sido de público conocimiento, también recibió su incidente de desacato a lo ordenado por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca. El juez advirtió nuevamente que la manzana seguía envenenada.
En consecuencia, al Congreso de la nueva bancada del Pacto Histórico -presidiendo Senado y Cámara- y de la amplia coalición de gobierno en donde participan algunos de los partidos que ayudaron a preparar la manzana, le correspondió buscar una solución. Además, considerando que el desempeño de dicho Congreso ha generado expectativa sobre cómo resolverá los grandes temas y proyectos que efectivamente impulsen el cambio que la mayoría de la gente desea. Así, el trámite de tal situación, en los primeros 15 días de sesiones, puso a prueba su talante, dejando ver algunas cosas interesantes y otras no tanto. Las cuales, son como primeras pinceladas de lo que podría ser la dinámica en esta nueva legislatura.
Dos de los aspectos interesantes: 1. Desde la adopción de la resolución para reintegrar la Comisión Accidental, lo jurídico -que con frecuencia se utiliza para dilatar e impedir resolver- en esta ocasión contó con una línea para solventar la vía de la solución y, sobre todo, para darle pleno cumplimiento a lo ordenado por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca. Es decir, subsanar en lo posible el proceso. 2. La dirección conjunta de la sesión del 4 de agosto de la Comisión Accidental mostró los aciertos de contar con un liderazgo y voluntad para parlamentar. Es decir, escuchar, argumentar, razonar y resolver. Bien por los presidentes de Senado y Cámara. Así como por los y las congresistas que se mantuvieron en la comisión y cumplieron con su labor, aunque el proceso viniera mal de origen.
Y dentro de los aspectos menos interesantes están las renuncias a la Comisión Accidental por parte de no pocos congresistas. Las cuales, dejaron en el ambiente el sabor de ser más una maniobra para el bloqueo a encontrar una solución. Es decir, sembrar incertidumbre, paralizar y evitar así que la situación cambiara. Es el caso de la carta de los partidos que declararon anticipadamente a cualquier solución, tener candidata.
Y de otro lado, están los congresistas a los que posiblemente les dio literal culillo y prefieren buscar la puerta de salida de emergencia cuando las cosas se ponen difíciles. Ambos comportamientos son de cuidado por inconvenientes en la votación de proyectos álgidos, como los que seguramente vendrán.
Finalmente, más allá de nombres, el trance de la lista encontró una solución; bien por ello. Pero, el reto mayor será en la sesión en pleno del Congreso para elegir contralor/a el próximo 18 de agosto. Pues, allí se verá quiénes siguen dispuestos o no a comer la manzana. ¿Será?