Hacemos parte de la naturaleza, del paisaje, lo cual implica que coexistimos con otras formas de vida, que no somos los reyes de la creación. Tener eso claro nos ubica en comprensiones más avanzadas de la existencia.
Creernos los amos y señores del planeta nos ha llevado como especie a producir islas flotantes de plástico, deforestar tierras donde antes había santuarios de flora y fauna o traficar con especies animales como si fuesen objetos, entre otras acciones a escala macro, en las que evidenciamos una consciencia precaria. ¿Y nosotros qué hacemos en lo micro? Empiezo por lo bonito: me emociona mucho ver cada vez a más personas expresando su amor por los animales, las plantas, la naturaleza y el planeta. Siempre hay esperanza. Nunca he tenido mascotas, pero evidencio a diario el amor que mis amigos -e infinidades de personas- tienen por sus peludos, esos otros miembros de la familia. Veo a muchas personas abrazando árboles y podando amorosamente sus jardines; sé de redes de cuidadores de la vida, que defienden los ecosistemas, trabajan por la soberanía alimentaria y tejen espacios de cooperación. En todo ello se expresa el amor.
Sin embargo, como somos pequeños, aunque a veces nuestras manifestaciones del ego nos lleven a pensar que somos gigantes e imprescindibles, es más lo que tenemos aún por aprender sobre el amor que lo que sabemos y llevamos a la práctica. Entonces, hemos de ser cuidadosos y no volcar las expresiones de amor a nuestras mascotas o nuestras plantas porque estemos decepcionados de la humanidad, lo cual sería estar desencantados de nosotros mismos. Me explico: el amor es una totalidad que podemos experimentar más plenamente en la medida en que seamos congruentes, proceso en el que estamos todos los seres humanos. No somos perfectos, mas sí perfectibles.
Podemos ser muy ecológicos, pero si no nos amamos a nosotros mismos no estamos viviendo a plenitud. Podemos amar mucho a nuestros gatos, pero si guardamos rabias y rencores con los otros, solo vivimos un remedo de amor. Podemos cuidar a la naturaleza, pero si no nos cuidamos entre nosotros, nos sigue faltando. ¡Tengámonos paciencia! Estamos aprendiendo en esta escuela llamada Tierra y tenemos por hacer muchos aprendizajes. Podemos aprender mutuamente y avanzar colectivamente hacia una nueva humanidad. Podemos reconocer el amor en todo lo creado: en los otros seres, todos sin excepción.
Te invito a que te mires con amor, en forma incondicional, cuando tengas un éxito y -sobre todo- cuando te equivoques garrafalmente. A que ejerzas la compasión con el otro y sus errores, por terribles que sean. A que cuides tanto al planeta como a tus relaciones. A que seas una expresión del amor. Amemos y amémonos.
@edoxvargas