Dicen que la alcaldía de Bogotá es el segundo puesto más importante del país. No porque sea la ciudad capital ni porque maneje un enorme presupuesto, sino porque piensan que es un trampolín para la presidencia, aunque solamente dos alcaldes hayan llegado a presidentes. Mockus, el diletante que, por cierto, fue un alcalde muy malo en sus dos periodos, dejó tirada la alcaldía para ser presidente y fracasó. Los últimos tres periodos de la izquierda, que buscaban la presidencia, fueron un desastre porque no se hicieron obras de infraestructura y el presupuesto, como sucede ahora en el nivel nacional, se fue en hacer proselitismo político. A Clara López, quien reemplazó a Samuel Moreno por seis meses con la función de barrer la basura debajo de la alfombra, la candidatizaron para ser presidente.
Peñalosa fue alcalde tres años, entre 1998 y 2000, e hizo en tan corto tiempo una labor formidable transformando la ciudad. Ahora lleva seis meses en el cargo y me sorprende que los ciudadanos de Bogotá le recriminen que no ha hecho en ese periodo lo que no se hizo en los 14 años anteriores. Si bien no comparto que se hagan andenes de ocho metros a costa de los carriles para los carros, ni que se pretenda hacer un Transmilenio y no un tranvía -que sería mucho menos traumático y permitiría la circulación simultánea de vehículos- por la carrera séptima, creo que Peñalosa ha demostrado que quiere hacer lo que presentó en su campaña. Haber limpiado de vendedores ambulantes la calle 72, aunque faltan muchos otros sitios, y lo del Bronx y otras ollas de microtráfico lo demuestran.
Sin embargo, según la última encuesta solamente el 24% lo aprueban. Seguramente las campañas soterradas de Petro y la composición demográfica de la ciudad tienen un efecto, pero al alcalde hay que darle tiempo. Por otro lado Petro aparece en la misma encuesta con un 14% de intención de voto para la presidencia, lo mismo que Enrique Vargas Lleras, aunque haya una diferencia astronómica en las ejecutorias de uno y otro. Petro salió reprobado de la alcaldía pero se ha dedicado a recorrer el país haciendo proselitismo. En las elecciones pasadas el progresismo o petrismo solamente sacó un concejal. Ahora ¿quién lo financia?
Claro que es muy pronto para sacar conclusiones pero no se nos debe olvidar que Petro tiene apoyo en ciertos sectores del gobierno, al que ayudó en la campaña de reelección.
Amanecerá y veremos.
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Coda uno: Me sorprende que siendo los taxis amarillos tan cómodos, tan limpios, tan seguros, tan amables y tan baratos le gente prefiera el Uber.
Coda dos: El presidente Santos tiene una gran tarea por delante para convencer a su ministro de Transporte de que estamos en el siglo XXI y no en el XIX.
Coda tres: ¡Increíble! El nuevo Secretario de la Inmovilidad logró que los 14 policías acostados en las carreras 5ª y 4ª entre calles 67 y 74 bajaran en el sector la peligrosa velocidad de 15 km a solamente 5 km por hora.