EDUARDO VARGAS MONTENEGRO | El Nuevo Siglo
Domingo, 23 de Junio de 2013

Conectar la fuerza

 

Es  fácil engancharse cuando ocurre algo que nos molesta, bien sea que una empresa de telecomunicaciones nos ofrezca un mal servicio, un proveedor no proporcione un pedido a tiempo, o en general cuando alguien con quien tenemos algún tipo de acuerdo lo incumpla.

Es humano experimentar sentimientos de enojo, rabia, pues lo que se nos alborota cuando aparece la frustración es el ego, ese en el que vivimos la cotidianidad, mientras nos vamos despertando. Es éste el que se molesta, quiere darse ínfulas de importante, se exalta, aunque en otras ocasiones se calle. Es sano expresar lo que se siente; lo que no resulta sano es quedarse en el malestar, prolongándolo innecesariamente, permitiendo que el ego campee a sus anchas. Con ello, el otro no va a cumplir a lo que se comprometió.

El enganche ocurre porque nos desconectamos de la fuerza del amor y perdemos nuestro centro. Sin darnos cuenta, porque por lo general es de manera inconsciente, optamos por asumir el incumplimiento o la actitud displicente del otro como una provocación; a veces en efecto lo es, pero ese no es el asunto clave. Lo realmente importante es conservar el propio poder, el que está adentro, pues desde el amor las cosas se resuelven en forma eficaz y efectiva.  Pero la desconexión se da muy fácilmente y el tobogán del ego está listo y engrasado para facilitarnos la caída.

No hablo del amor romántico, sino del amor como un estado del alma, como la fuerza cohesionadora de la existencia. Cuando perdemos la consciencia de esa fuerza en nuestras vidas entramos en un círculo vicioso de dolor, enfermedad y miseria. Esa desconexión es la causa directa del sufrimiento humano. Por eso la gente sigue “en la lucha”, estrellándose contra todos y todo, y cada vez más desesperanzada. Las consecuencias del desamor no se hacen esperar y son esos efectos de los que nos solemos quejar. ¿Por qué continúo enfermo? ¿Por qué tengo problemas en el trabajo? ¿Por qué la vida familiar es una carga? La respuesta es sencilla: porque perdimos la conexión con la fuerza del amor.

Recuperar la conexión esencial es el camino. Lo hacemos cuando perdonamos la ofensa y pedimos perdón; al obrar en justicia y equidad, al darle el lugar al otro; cuando dejamos de exigir sacrificios por amor; al comprender en vez de juzgar; cuando soltamos la crítica y la autocrítica para mirar nuestro interior; al favorecer el diálogo para resolver los conflictos. Cuando reconocemos el error como humano, y que todos estamos en la misma aula de aprendizaje, que es este planeta. Al comprender que somos mucho más que el ego, que somos esencia que podemos activar en este instante.

@edoxvargas