EDUARDO VARGAS MONTENEGRO | El Nuevo Siglo
Domingo, 28 de Abril de 2013

Amor de adentro

 

Tenemos  muchas ideas distorsionadas sobre el amor: que es una emoción, un sentimiento puro, una pasión… Creo que son distorsionadas, pues no responden verdaderamente a lo que es el amor, algo mucho más grande que nosotros o lo que puedan comprender nuestros egos, que es el lugar desde donde vivimos la mayor parte del tiempo. Por eso en nombre del amor cometemos tantas equivocaciones en nuestras relaciones, con nosotros mismos y con los demás. Solemos ligar el amor al sacrificio y al sufrimiento, como cuando “el amor se escribe con llanto” y se mide en centímetros cúbicos de lágrimas y corazones sangrantes. 

El sacrificio y el sufrimiento le imprimen un sesgo inadecuado al amor. Creo que de lo que se trata es justamente de darse cuenta de la forma en que amamos, de cuándo lo hacemos desde el sacrificio y el sufrimiento y cuándo exigimos ser amados con sacrificio, sufrimiento.

Es una herencia judeo-cristiana que nos plantea como paradigma que Jesús sufrió y se sacrificó por nosotros, una interpretación que no comparto, porque para mí Jesús alcanzó la plena consciencia, se iluminó, y desde la luz sólo puede haber amor sano. Creo más en el Jesús resucitado, signo de vida -no de muerte-, que no requiere ser exaltado en su sufrimiento ni en su sacrificio para que de él aprendamos a amar sanamente y nos conectemos con la Consciencia Divina.  

Infortunadamente seguimos apegados a figuras como la cruz, la corona de espinas y un rostro ensangrentado, imágenes que vinculan el amor con el sufrir y el sacrificarse, y que validan sólo esos amores sufrientes y sacrificados. Valga recordar que la cruz es un símbolo pre-cristiano, sintetizado a partir de la sombra que se generaba cuando las comunidades ancestrales abrían los brazos hacia el Sol y se entregaban a la Divinidad; nada que ver con el martirio, y sí con la vida.   

El amor es un estado esencial del ser, la fuente de todo lo que existe. De ahí que Dios sea amor, lo cual más que una frase de cajón es una verdad que todos estamos en posibilidad de vivir. Por esto al amor no le caben chantajes, limosnas, padeceres o sacrificios. Sin embargo, así solemos “amar”, encarcelados en nociones que no dan cuenta de la realidad del amor, que está adentro de cada quien. Buscarlo afuera es más accesorio que necesario, pero se nos olvida. El amor ya está aquí, esperando a que nos decidamos vivirlo en el aquí y el ahora, en libertad de entrar, salir, transformarse, engrandecerse, empequeñecerse, sabiendo que no se apagará del todo, aunque nuestra limitada consciencia así lo crea. Hoy podemos fortalecer la llama del amor, el de adentro.

@edoxvargas