Algo más sobre el pánico mediático…
Un buen amigo, conocedor de mi espíritu respondón, me aconsejó que no me metiera con los periodistas porque a ellos como a las mujeres no se les puede tocar ni con el pétalo de una rosa. La sensibilidad la tienen a flor de piel y si tu, me decía, le endilgas cualquier adjetivo que pueda irritarlos, te caen con todos los fierros, no para contradecirte con buenas razones, sino para “rematarte” por ser pensionista del congreso , así, después de 88 años de edad y de haber estado en el servicio público por más de 50, limitado por el régimen de inhabilidades e incompatibilidades que no te permitió ejercer actividades lucrativas ni ejercer tu profesión de abogado, en muchos casos, por esas mismas razones, no tengas otro medio de vida.
Las persuasivas palabras me las dijo el amigo con ocasión del artículo en El Nuevo Siglo y El Universal: “Del pánico mediático y otros males“, en el cual nos referimos al que habían credo los medios en el ámbito de la justicia para que, en la más alta cumbre de la magistratura, llamada a decidir en un caso donde están de por medio principios y valores inamovibles de nuestro estado social de derecho, como el de los derechos adquiridos, sólo se tenga en cuenta el clamor de la opinión pública, la cual, manipulada por esos mismos medios, sólo ha visto, sin embargo, una cara de la medalla, la de pensiones escandalosamente reconocidas por entes adscritos al gobierno y no al Congreso (“Fonprecon” es una oficina cuyo director lo nombra el presidente de la República), pero decretadas sólo a una que otra persona, por encima de los factores salariales que no debieron servir de factores para fijar el monto pensional, y cuyos funcionarios, se repite, dependientes del gobierno, serían los llamados a responder, en primer término. Esos casos no llegan al 1% del total de excongresistas pensionados del país, información que, sin embargo, no se ha divulgado, dentro del ejercicio leal del derecho de información. ¿Maliciosamente? Vaya uno a saber. Y he ahí los reparos, porque la hostilidad de las gentes ha sido inducida por una desinformación patente y no propiamente ética.
Tampoco ha dicho la prensa que el régimen especial de pensiones de los excongresistas (Ley 4ª de 1992) la presentó el gobierno del expresidente Gaviria, en 1992, y no el Congreso.
Tampoco la prensa ha dicho que el régimen de pensiones especiales de congresistas y magistrados fue abolido y que sólo existe para el Presidente de la República, los militares y los maestros, por voluntad del legislador constituyente, según el acto legislativo 01 de 2005, pero en esa norma, incorporada a la Constitución, se dijo, perentoriamente, “En materia pensional se respetaran todos los derechos adquiridos”.
¿Acaso puede servir, en abono de la seguridad jurídica, arrasar con este principio? ¿Pedirles, a los medios que revisen la información que tienen, les causará molestia? ¿Y solicitar que respeten y no acosen a los magistrados de la Corte Constitucional , será pedir mucho?