TOMANDO NOTA
Prioridades y algo más…
Mi hija Carmiña, profesora de historia y de literatura, con énfasis en culturas antiguas, me dio su opinión en el sentido de que debía ocuparme en mis columnas (escribo para El Nuevo Siglo y El Universal de Cartagena una vez por semana) no sólo de temas políticos. Me aconsejó que escribiera también sobre literatura, tal vez pensando en mis aficiones tempranas. Y a propósito, me regaló para que leyera en estas vacaciones Paris, uno de los libros del Nobel Patrick Modiano, de quien ya había leído Un pedigrí, su biografía, libro del cual llovieron merecidos elogios de críticos españoles y franceses. Yo lo consideré fascinante.
Para Carmiña me habría vuelto monotemático. Pero, ¿cómo puedo superar el diario reto interior de opinar sobre el tema más importante para los colombianos, como es el de la paz? Durante el año 2014 escribí más de 30 columnas sobre la paz y el derecho Internacional humanitario, con el fin de llamar la atención en el sentido de que solo dentro del respeto a las reglas del DIH podían gestarse condiciones para crear un respaldo popular al proceso de paz y sin cuyo apoyo no podrían tener futuro acuerdos como el de darles representación política a los alzados en armas. Haber pactado seguir la guerra simultáneamente con las negociaciones, constituyó un error craso, repiqué más de una vez.
De ahí cuando las Farc anunciaron que habían decidido decretar el cese el fuego unilateral e indefinido, celebrara tal determinación como el aporte más importante que se había hecho en favor de la solución del conflicto, pero para mi desconcierto, el presidente Santos encontró que ese gesto estaba sembrado de espinas. ¡Las Farc de ninguna manera podían solicitar que el Ejército no los atacara, para poder mantener la decisión tomada! Y salí oficiosamente a opinar que un movimiento con 50 años de historia de rebelión, era lo mínimo que podía pedir, por razones de dignidad. Y de contera, me atreví a sugerir que nuestro Ejército tuviera prudencia extrema de no producir hechos de guerra contra las Farc que no fueran absolutamente necesarios..
Sigo pensando que esto de las Farc lejos de despreciarse debe valorarse con mesura, pues solo los fabricantes de armas o quienes negocian con ellas, pueden estar interesados en que las Farc rompa con el cese de hostilidades.
De ahí, que por ahora, no prefiera ocuparme a profundidad en los libros de Modiano, como lo que quiere mi hija Carmiña y yo mismo lo quisiera si estuviera en otras circunstancias. En cuanto se ha vuelto para mí un deber insoslayable insistir sobre la necesidad de humanizar la guerra mientras se firma la paz. La otra estrategia, la de negociar dentro de la guerra sucia, no nos ha dado la paz durante 50 años. ¿Faltarán pruebas?