EDMUNDO LÓPEZ GÓMEZ | El Nuevo Siglo
Viernes, 30 de Mayo de 2014

Tome tilo, señor expresidente

El expresidente Gaviria ha sido un político pragmático, de talante sereno, y quien, como Presidente de la República, tomó  decisiones de gran trascendencia para la democracia, así la haya agraviado en la oportunidad en que prohijó  la anticipación de las elecciones del Congreso, para revocar el que había salido elegido en las elecciones de 1990 por más de 7 millones de votos.   

Sea o no un personaje controvertido, lo cierto es que el doctor Gaviria ha ejercido como jefe permanente del Partido Liberal, y en esa condición, el  presidente Santos le pidió que asumiera la jefatura del debate para defender su reelección a la Presidencia de la República. La iniciativa tomada por el candidato-Presidente lucía como jugada maestra, pero lejos de serlo, se convirtió en un desacierto, pues el mismo día en que  habló  para asumir el gran encargo, aquel hombre ponderado, se salió de los estribos, al descalificar con palabras de no buen recibo al candidato adversario del presidente Santos, doctor Óscar Iván Zuluaga; actitud que provocó más rechazos que adhesiones.

“Perder los estribos” -según una de las tantas acepciones que traen los diccionarios de la lengua española, entre ellos, el de María Moliner, que tenemos a la vista-, significa “perder la serenidad por miedo” y ciertamente esa fue la imagen que proyectó el expresidente Gaviria con las palabras   fuera de tono que usó contra el candidato Zuluaga, quien crecía en las encuestas .

Sí, el expresidente Gaviria había hablado con rabia. Así lo vieron los televidentes, incluso amigos suyos que lo escucharon con asombro o perplejidad;  pero  verdad es que cuando el demonio de la rabia penetra en el ser humano, hace estragos, y, al parecer, los hizo en abundancia ese día, contra el candidato de sus afectos.

Debe, entonces el doctor Gaviria, quien continúa en la  jefatura del debate del candidato-Presidente, desistir del agravio en su lenguaje de emociones, no solamente para limpiar el debate de los ataques personales -para que prevalezca el de las ideas-, sino para recuperar su propia imagen: la de un estadista de talante sereno, tal como lo definimos al comenzar esta columna.

Pero…, si no llegare a atender nuestras  sugerencias, habrá que aconsejarle lo que, en su momento (por allá en los años 40 del siglo pasado), le aconsejó  el célebre gobernador de Bolívar, doctor Ramón P. de Hoyos, al entonces candidato liberal a la Cámara de Representantes doctor Argemiro Martínez Vega, quien irrumpió en su Despacho, poseído de la ira para pedir garantías porque los policías de Ciénaga de Oro habían  disuelto una manifestación pública; ante lo cual el filósofo-gobernador, famoso por sus ocurrencias de humor, le dijo, paternalmente: “Toma tilo, mijo, toma tilo, para que se te quite la rabia. Después,  hablaremos de las garantías…”

edmundolopezg@hotmail.com