Disidencia liberal: ¡bienvenida!
A Ernesto Samper le vamos a agradecer que haya tomado la decisión de destapar la crisis de identidad ideológica que se ha venido haciendo patente en el interior del partido desde cuando César Gaviria fue elegido presidente de la República; hito histórico que ha de señalarse como punto de partida de los pasos en falso que ha dado el partido como organización, al quedar comprometido de alguna manera con el esquema neoliberal que impuso el estadista de Pereira.
Bajo esa perniciosa influencia, el partido liberal fue uno de los menos votados en la nación, según las elecciones presidenciales pasadas, cuando el candidato Pardo casi no pasa los límites para considerar al Partido como elegible, pues ese es el significado de no pasar el umbral en unas elecciones. Para decirlo con otras palabras, bajo la candidatura del doctor Pardo, el Partido Liberal Colombiano estuvo a punto de desaparecer del mapa electoral.
Con todo, dentro de comportamientos de ética política existe el de la renuncia de los jefes derrotados -y más cuando se ha tenido la condición de candidato presidencial- y, como gesto consecuente de un hecho político tan transcendental como es el de la derrota, lejos de asumir esa actitud prudente y decente con el Partido, el jefe y candidato derrotado prefirió apuntalarse en la rosca parlamentaria para mantener una jefatura a cambio del otorgamiento de avales a Senado y a Cámara; recursos de bolsillo que hoy tienen las direcciones de los partidos para mantener su poder político, esto es, para que sea permanente la farsa antidemocrática interna al integrar las listas de las cámaras legislativas.
Con todo, ya se escucha el ruido de la avalancha de indignación de muchos sectores sociales del país que han quedado marginados de los partidos (en el Partido Liberal ese marginamiento ha quedado patente, como lo denuncia el expresidente Samper), dispuestos a romper las talanqueras hechizas que se les han interpuesto, para expresarse en adelante con libertad, con dignidad y con carácter.
Celebramos que el expresidente Samper se haya puesto en sintonía con esa extendida inconformidad dentro del liberalismo. Falta que hacía. En este orden de ideas, resulta consecuente su actitud enhiesta de no asistir a una convención donde se ha programado prolongar la crisis y jamás solucionarla. Entonces, manos a la obra.
Nos haremos presentes en las reuniones de indignados liberales que anuncia el expresidente Samper para el próximo mes de enero. Queremos estar en primera fila. Tengo la fundada creencia de que crecerá la audiencia y que encontraremos el camino de la recuperación plena del Partido Liberal Colombiano. De su ideología, fundamentalmente.
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PD. Nada tiene que ver la disidencia liberal que apoyo con el proceso de paz. Lo seguiré respaldando y al Presidente, dentro de los mínimos éticos a que nos referimos en nuestro pasado artículo.