DIEGO ARANGO* | El Nuevo Siglo
Domingo, 21 de Octubre de 2012

Arrranca el proceso de paz con las Farc

 

Después del anuncio del proceso de paz con las Farc, se instalaron en Oslo las partes del conflicto y el propósito es culminar con una agenda de reconciliación entre las Farc y el Gobierno nacional. El tiempo será limitado y son cinco puntos los que se definirán: el desarrollo agrario; la participación política; el fin del conflicto;  las drogas ilícitas; y las víctimas. Los antecedentes de tres intentos anteriores que vienen desde los gobiernos de los presidentes Betancur, Gaviria y Pastrana servirán de colchón para que este nuevo intento sea definitivo. Las circunstancias actuales unidas a los fracasos anteriores producen un optimismo moderado en la gente. Los analistas y politólogos expertos en el tema coinciden que ahora más que nunca ven posibilidades de éxito.

Las condiciones de la guerrilla son más estrechas: los líderes y dirigentes actuales son de otra estructura mental y política, ellos se hicieron guerreros viniendo de las universidades, de la ideología y no del campo ni las armas. Ya quedan muy pocos campesinos compañeros de Manuel Marulanda o versiones como la de Jojoy que siendo niño rural se enroló en las filas revolucionarias sin haber estudiado ni conocido la ciudad. En cambio los de hoy son estudiados, viajados y se encuentran más allá de la mitad de sus vidas, son políticos de vocación y han acumulado mucho dinero que aspiran disfrutar en el otoño de sus vidas como políticos influyentes en cargos importantes, gozando de respetabilidad y seguridad en vez de terminar muertos en un bombardeo, perseguidos, enfermos y derrotados. Otra parte son los resultados del Ejército, la tecnología y cerco que los ha minimizado en la guerra. También hay que considerar la bajísima aceptación popular y el diezmado apoyo internacional que los anima a dejar las armas e incorporarse a la vida civil y política de la Nación.

Este proceso de paz con las Farc y cese del conflicto a mi manera de ver va a darse, pero la paz verdadera de Colombia aún está lejana, pues se hace necesario un cambio de pensamiento y el fortalecimiento de las instituciones, principalmente la justicia, la política y la contratación estatal. Más allá de un cambio en el modelo económico es necesario una justa repartición de la riqueza, ofrecer mayores oportunidades a la base de la población, especialmente en el campo, la educación y la salud. Es indispensable dotar al país de carreteras, ferrocarril, terminales aéreos y terrestres adecuados para la gente y la carga. Afrontar una lucha verdadera para erradicar el narcotráfico y consecuentemente el crimen, secuestro, extorsión y todo tipo de delincuencia que es uno de los mayores problemas nacionales. Será un camino largo pero posible en unas dos décadas calculo, pero se logrará. Lo importante es que se están dando los primeros pasos después de algunos intentos que allanaron el camino.

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*Presidente Canal Teleamiga Internacional