DIEGO ARANGO* | El Nuevo Siglo
Jueves, 14 de Agosto de 2014

Desgracia para mañana

 

Esta podría ser la frase que aplica como anillo al dedo a todos aquellos concejales que se encuentran investigados acusados de ser partícipes del carrusel de la corrupción en Bogotá, a quienes les acaban de incautar sus bienes por parte de la Fiscalía. Concejales elegidos popularmente que registran en sus activos miles de millones de pesos que aparentemente y según el ente investigador no se encuentran justificados.

Ahí figuran concejales de tradición que difícilmente se puede pensar que estaban haciendo parte de un concierto para delinquir. Conozco a Omar Mejía Báez desde hace muchos años y me rehúso a creer que sea parte de ese tejido, una persona con más de 30 años de actividad positiva y seria en el concejo. Los bienes que le incautaron a él suman 250 millones de pesos, una cifra que cualquier persona ordenada puede ahorrar para adquirirlos en tres décadas de trabajo, más hoy donde un apartamento de estrato tres vale eso. En cambio otros concejales con mansiones sabaneras de miles de millones sí son para investigar. Otros más que llegaron al recinto capitalino solo a hacer negocios y ver cómo se enriquecían a costa de la ciudad. Está bien que se investigue pero que se haga con mucha responsabilidad, que se establezcan las pruebas y que la justicia finalmente opere, pero a su vez que no se ponga en tela de juicio la honorabilidad de otros como Omar Mejía que no merecen esa suerte.

Finalmente será la justicia, si es que opera objetivamente, quien determine el grado de responsabilidad y que a su vez se castigue a los verdaderos participantes de ese carrusel que tanto daño le han hecho a la ciudad. Otra lección que queda a la nueva generación de políticos que inician sus carreras es que si se hacen elegir es para brindar un servicio a la ciudad y el país, no para lograr una vanagloria que mañana será su desgracia. Nada saca una persona con riqueza para hoy que luego será su tumba. Terminar desprestigiado, con su vida comprometida, perseguido, encarcelado, arruinado, inhabilitado y como consecuencia enfermo por el estrés. La verdad es que yo no entiendo ese pensamiento y actitud de algunas personas. Que la justicia castigue a los culpables y absuelva a los inocentes, es el principio anhelado de una sociedad.

www.diegoarango.com

*Presidente Canal Teleamiga Internacional

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