Diana Sofía Giraldo | El Nuevo Siglo
Viernes, 19 de Diciembre de 2014

ANUNCIO SÚBITO
La vida te da sorpresas

Como   a Pedro Navaja en la canción de Rubén Blades, la vida te da sorpresas: una de las más inflexibles líneas de conducta de la política exterior  norteamericana cambió sustancialmente de la noche a la mañana.

Como es obvio, no podemos suponer que es una decisión improvisada. La sorpresa está en el anuncio súbito, sin una información previa que permitiera  prepararse para el nuevo escenario. Pero se dirá que la notificación tenía que ser así pues, de lo contrario, el alboroto habría desatado una carrera incontrolable por sacarle ventajas al viraje radical de una política trazada en plena guerra fría  y continuada persistentemente por más de 50 años.

Se dirá que en este medio siglo se hicieron ajustes. Es cierto, pero no tocaron lo sustancial de esa política de aislar a Cuba. La acogida a los que escapaban de la isla, la salida masiva de los  marielitos, la distinción entre los pies mojados y los pies secos, el permiso para enviar algunos giros y el ablandamiento de las restricciones a los viajes no eliminaron la dureza de la Ley Helms-Burton, que acaba de pasar a la historia con el anuncio de Obama.

Desde los primeros días, la revolución castrista se convirtió en un tema de política doméstica en los Estados Unidos y punto importante de la política internacional por sus repercusiones sobre  terceros países que, alineados o no,  resultaban afectados por el enclave de una pieza enemiga a 90 millas de las costas norteamericanas.

Colombia resultó involucrada, cuando el nuevo régimen de la isla  decidió exportar la revolución y convertir la Cordillera de los Andes en la “Sierra Maestra de América”, como lo proclamaba el Che Guevara en sus días de gloria.

Ahora la política doméstica de los Estados Unidos se conmociona con una medida de indudables repercusiones en la próxima elección. Las voces del exilio cubano no sonarán igual y la reacción del voto hispano dependerá del efecto que tengan las políticas migratorias de Obama combinadas con la  apertura hacia La Habana.

¿Y Colombia? Suponemos que nuestra Cancillería tiene bien estudiadas las alternativas y preparadas la nuevas líneas de acción. En medio del proceso de paz, cuyas largas conversaciones se escenifican precisamente en La Habana y con el régimen castrista como uno de los garantes, un giro norteamericano de ciento ochenta grados no puede dejarnos como si nada cambiara después de la alocución de Obama.

Si, como dice el presidente Santos, él ya conocía los nuevos rumbos, eso explicaría la forma como se adelanta el proceso de paz, y su énfasis  reciente en la política internacional, dejando la nacional en manos de unos “superministros.”

El país necesita que le expliquen nuestra política exterior, sus propósitos, hasta dónde llega y a qué nos obliga. ¿Hay algún compromiso con Estados Unidos que tengan que ver  con la nueva postura de Washington? ¿El Secretario de Estado vino la semana pasada solo para notificar al Gobierno del cambio que se avecinaba o su visita tuvo mayores alcances? ¿Cuál es nuestro papel en el nuevo escenario? ¿O para los colombianos todo sigue igual, incluyendo las posibilidades de canje  de presos, que ahora se abre paso?

Sorpresas te da la vida.