Descifrados | El Nuevo Siglo
Martes, 27 de Noviembre de 2018

El director del DANE nos ha bajado el ego nacional de un solo plumazo. Según él no alcanzamos la cifra de los cincuenta millones de colombianos que era el número mítico sobre el que estaban montadas todas la realizaciones y proyecciones nacionales, sino que a duras penas somos algo así como cuarenta y cinco millones.

Cinco millones de desaparecidos es mucha gente. Y si fuéramos un país donde las cifras y las estadísticas se tomaran en serio, los nuevos números poblacionales deberían influir en todas las políticas públicas para su corrección correspondiente.

Pero no es así. Colombia es el país de las cifras míticas. Somos un país en el que de pronto y de la nada aparecen datos que por fuerza de la repetición se convierten casi en oficiales, aunque disten de la realidad. O por lo menos de la realidad matemática que se establece en su demostración puramente objetiva.

De la masacre de las bananeras nadie sabe cuál es el real número de muertos. Los 3.000 de que hablaba García Márquez, los 47 de que habló el General Cortés Vargas o el 0 con que sueña la parlamentaria María Fernanda Cabal.

El primer conteo numérico de muertos de violencia de los años cuarenta y cincuenta no pudo lograr ninguna cifra que concitara el consenso nacional. El tema terminó reflejado en el título de la gran obra del Teatro La Candelaria sobre ese período y el guerrillero liberal que encarnó toda la resistencia: “Guadalupe, años sin cuenta”.

Trescientos mil muertos es la cifra mítica con la que crecimos en aquellos pueblos donde los victimarios eran los conservadores y esa es una cifra que las elites de entonces siempre han negado. En el informe “Basta Ya” hablan de ciento setenta y siete mil civiles y de cuarenta mil setecientos combatientes pero desde1958 hasta 2012. No nos ponemos de acuerdo ni en las víctimas recientes, todavía no hay certeza sobre una tragedia que ocurrió a plena luz del día en el centro del centro de la República, la del Palacio de Justicia. Aún hoy hay sectores políticos que niegan la existencia de desaparecidos a pesar de las decisiones judiciales.

En las cifras económicas, el panorama no es mejor. Nadie sabe de dónde salieron los cincuenta billones de pesos que según los promotores de la consulta popular nos cuesta la corrupción (anualmente?). O los catorce billones del déficit que el gobierno actual pretende cubrir. Ya ni sabemos cuántos parques hay en el país, aunque deben ser más de cinco mil, que son los que se precia el Mindefensa de haber recuperado en solo 100 días, aunque no ha dicho si los empleará para encerrar a los cincuenta mil delincuentes que dice haber capturado en el mismo lapso.

Y ahí es donde está el problema de las cifras nacionales. No hay certeza de que se recauden y tabulen objetivamente, pero si de que se divulgan con criterios politiqueros. La difusión de los datos se manipula para promover la figura del gobernante de turno o para afear la del anterior. Porque como las barras bravas no solo importa que gane su equipo, sino sobre todo que pierda el del otro.  

@Quinternatte