La democracia moderna se caracteriza por adoptar y reunir un conjunto de instituciones que son comunes a muchos países, y por lo mismo se tiende a definir que un sistema político es democrático en la medida que reúne ese conjunto de instituciones como las elecciones libres y periódicas; la existencia de partidos políticos o de instancias de participación, por ejemplo. Sin embargo, sin desconocer su necesidad e importancia, esto por sí solo tiende a ser más una visión formal de la democracia.
De otro lado, la democracia representativa moderna también es vista como un proceso en el cual se evoluciona de una condición de partida menos democrática a una condición de grados de aproximación al ideal deseado de plena democracia. Y en ese proceso dinámico se da un conjunto de situaciones o de retrocesos y avances a partir de los cuales se puede establecer que la democracia también necesita de prácticas o hábitos y unos espacios para su desarrollo y consolidación.
En este sentido, la democracia es un proceso exigente y permanente y no simplemente una alusión a las instituciones formales. En el caso colombiano el punto más importante de evolución reciente se dio en la Constitución Política del 1991 con la democracia participativa, la cual supone privilegiar la deliberación sobre la mera agregación de intereses o la imposición formal de las decisiones.
Igualmente, como ejes de dicho proceso dinámico están los derechos de libre expresión y asociación, los cuales contribuyen a construir e incluir la igualdad política de las personas, cuya efectividad da significado al ejercicio de la ciudadanía que puede optar por diversidad de formas para participar en la vida política del país o de la ciudad. Esa diversidad incluyente de ciudadanos es la forma del pluralismo, el cual a su vez es una de las características de las democracias modernas representativas. Entonces, mirar los estándares de la calidad de la democracia, también implica mirar esas condiciones del pluralismo y sus formas de organización y acción.
La discusión sobre los Planes de Ordenamiento Territorial es un ejemplo en donde diversos actores a través de distintas formas de organización y expresión buscan deliberar a partir de sus intereses y en pro del interés general. Lograrlo no solo es un reto de los procesos democráticos sino una condición de mejores estándares democráticos y de pluralismo. De manera que truncar la deliberación, excluir formas de organización y asociación o remitirse exclusivamente al proceso formal para emitir concepto u observaciones por instancias como los Consejos Territoriales de Planeación, o de aprobación por los Concejos municipales, es manera de generar menores estándares de calidad o de menor alcance del ideal de democracia, con los efectos que ello acarrea.
Por ello, en la democracia como proceso no basta solamente con la existencia y retórica alusión a las instituciones formales para atribuir que la decisión ha sido tomada en condiciones democráticas. Lo importante es si hubo deliberación. Y una de sus condiciones es el pluralismo. Entonces, también se requieren gobernantes que estén dispuestos a ir un paso adelante y no retroceder en el proceso de consolidación de altos estándares de democracia.
@Fer_GuzmanR