Del descontento a la expectativa | El Nuevo Siglo
Lunes, 19 de Diciembre de 2022

El año 2022 será recordado como el de la guerra que nadie advirtió a tiempo ni creyó posible, apenas comenzando a superarse la pandemia del covid-19; cuando el mundo, literalmente, se concentraba en la recuperación económica y social por los graves efectos de algunas de las medidas para hacerle frente a dicho coronavirus. La guerra de Rusia en Ucrania no solo ha destruido y desolado parte de esta nación, sino que desató efectos globales sin precedentes en la economía, la geopolítica, la seguridad alimentaria y los combustibles fósiles, entre otros; cuyo tratamiento seguirá en las prioridades de la agenda multilateral de un 2023 que se anuncia difícil.

De otro lado, el Instituto Internacional para la Democracia –IDEA- en su Informe del Estado Global de la Democracia 2022, advierte sobre el estancamiento en el progreso de algunos indicadores democráticos en los últimos cinco años. Además, señala que por lo menos la mitad de los gobiernos democráticos del mundo están registrando descensos en dichos indicadores, y explica que este “declive de la democracia global comprende poner en duda los resultados electorales creíbles, las restricciones a las libertades y derechos, la desilusión de los jóvenes con los partidos políticos y los líderes desconectados de la realidad social, la difícil lucha contra la corrupción y el surgimiento de partidos de extrema derecha que han polarizado la política.”

En América Latina, una de las regiones más desiguales del mundo y la segunda, junto con Centro y Norteamérica, después de Europa, con más gobiernos elegidos democráticamente, la insatisfacción con la democracia se ha expresado en el descontento social frente a los gobiernos. Descontento que se ha reflejado en los resultados electorales, según el informe del IDEA. Pues, “entre 2018 y 2022, en el 76% de todas las elecciones a nivel nacional en América Latina y el Caribe, la oposición obtuvo el triunfo.”

En Colombia, en medio de sus dificultades y contrastes, el 2022 termina con un balance que desde mi punto de vista registra el tránsito del descontento a la expectativa, a la esperanza de que se pueden atender en democracia y justicia social problemas como la desigualdad y la paz. Y este tránsito se caracteriza precisamente por la expresión electoral del descontento con la elección por primera vez de un presidente de izquierda, Gustavo Petro, quien siempre estuvo en la oposición.  Además, se dio la elección por primera vez de una importante bancada en el Congreso de la República conformada por partidos de centro izquierda. Así, desde la perspectiva electoral y política, el año que termina arroja un buen balance de fortalecimiento democrático.

Finalmente, en cinco meses del nuevo gobierno ha habido algunos logros importantes; no ha sido ni será fácil y falta mucho. Pero, es claro que el 2022 imprimió también un cambio en la agenda pública del país con la revitalización del ideario progresista. Agenda que también busca sintonizarse con los problemas y cambios globales, lo cual es otro giro y acierto. En este sentido, desde lo global a lo nacional, pasando por lo regional, el año que termina recoge muchos elementos que constituyen signos de un cambio de época. De allí también la expectativa.

Felices fiestas en paz. Esta columna retornará en la cuarta semana de enero.  

@Fer_GuzmanR