De sobremesa | El Nuevo Siglo
Jueves, 22 de Noviembre de 2018

COLOMBIA, un Estado recaudador. En momento difícil para economía bogotana, en enero de 2019 comenzarán a llegar formularios de pago por concepto de otra absurda valorización en Bogotá.

Una irresponsabilidad social cobrar nueva contribución cuando hogares y consumidores tienen el agua al cuello.

Nunca hubo relación costo-beneficio. Capitalinos pagaron varias valorizaciones y muchas de las obras señaladas no se ejecutaron.

Todavía existen obras inciertas, otras represadas, pero el dinero de los ciudadanos fue recaudado.

Recoger más de 906 mil millones de pesos para construir 16 obras viales y de espacio público para favorecer 2,5 millones de habitantes, tiene sentido, pero no exprimiendo hasta último sumo de contribuyentes.

Como ñapa, por reforma tributaria llega esta impresentable valorización.

Imaginemos calvario de quienes antes de agosto del próximo año empezarán a asumir este cobro.

Descuento del 10% por pronto pago y diferir cuotas hasta por cinco años, no valdrá de mucho, pues el quid del asunto es que no hay de donde echar mano.

Al tiempo que el país reacciona por inoportuna reforma tributaria que busca encarecer IVA a la comida, como baldado de agua fría, Concejo y alcalde Peñalosa le lanzan este ladrillo a finanzas de bogotanos.

Otra vez clase media será la sacrificada, pues residentes de estratos 4 y cinco asumirán gran parte de esa valorización.

Con una ciudad inmovilizada, caótica, congestionada, sin manejo del transito, sin señales viales oportunas, suficientes y modernas, con peligrosas intersecciones, con cruces y giros sin guías, con insuficiente policía de tránsito, trancones, buses viejos, contaminación y poca autoridad, la capital nos impone otra valorización.

¿Quién garantiza que al mismo tiempo del recaudo se construirán las obras?

¿Hay evidencia de que en el pasado se cumplieron tiempos y cronogramas?

¿Cuáles y cuántas obras por valorización en últimos dos gobiernos se entregaron?

¿Quién y cómo le hacen seguimiento y control a recursos de valorización?

¿Qué seguridad tienen bogotanos de que habrá mejor movilidad, espacios públicos y aire puro?

La reciente experiencia lleva a desconfiar 100%.

Qué tiempo más inapropiado para volver a cargar la mano a bogotanos.

Con incertidumbre que hoy causa trámite en el Congreso de reforma tributaria con odioso aumento del IVA, de sobremesa, nos sirven esta nueva valorización.

Una marea tributaria nos persigue y pondrá en apuros en 2019.

Quienes aprobaron en el Concejo de Bogotá esta contribución, y el alcalde Peñalosa, deben tener claro que este año la economía marchó lenta, el consumo estuvo flojo y el clima de negocios fue incierto.

Para el próximo año economía pinta igual o peor. Arrume de impuestos por valorización, IVA a canasta familiar, renta, predial, ICA, vehículos, patrimonio, pondrán las cosas color hormiga.

El Presidente Duque y el Alcalde mayor deberían pactar desde ya soluciones audaces e inmediatas que permitan compensar daños económicos por mayores impuestos y costosa valorización.

Se desinflarán aún más el ahorro, las ventas y el empleo.

Otra vez el consumidor lleva la peor parte. Se agota su capacidad de aguante.