Es un pasatiempo ancestral, que los muiscas se ingeniaron desde tiempo inmemorial. En familia lo jugaron y de herencia nos dejaron.
Miguel Ángel Gómez
Hace 500 años nuestros ancestros muiscas se ingeniaron un pasatiempo: el Turmequé. Se jugaba con aros de oro y después lo llamaron “tejo” deporte que se originó en los amplios dominios de los reyes indígenas, los Zipas y los Zaques, lugar en donde fue fundado el hermoso municipio Turmequé, en territorio del príncipe de Guatavita, cuyas hazañas deportivas son reconocidas desde épocas remotas por los pobladores de estas zonas cundiboyacenses.
El tejo es el juego más autóctono de los colombianos, considerado deporte nacional en el año 2000 y ahora el Congreso aprobó la ley que lo considera Patrimonio Inmaterial y pasa para la firma del presidente Iván Duque, que esperamos sea en Turmequé.
En 1954, fue la primera presentación oficial del tejo en los VII Juegos Nacionales de Cali, lo que dio origen a la creación de la Asociación Colombiana de Tejo. Luego en Villavicencio durante los XII Juegos Atléticos Nacionales se impulsó la actividad ancestral y se logró llamar la atención de varios países y ya se juega competitivamente en Estados Unidos y en toda Centroamérica.
En nuestro país, las canchas de tejo además de convertirse en centros de recreación, reunión familiar y comilonas de nuestros platos tradicionales, ha sido el epicentro de encuentros políticos y muchos candidatos hicieron campaña jugando al tejo y consumiendo cerveza gallina y morcilla.
En la capital del país, el centro de los encuentros políticos era el Campo Villamil, que creo aún existe, porque era la más popular de las canchas de tejo por donde pasaron ilustres jugadores entre otros Alberto Lleras Camargo y Jorge Eliécer Gaitán quienes llenos de greda en sus manos, se volvieron expertos en embocinar, hacer moñona o simplemente totear una mecha.
Ya en el año 2000, por iniciativa del representante a la cámara Plinio Mendoza, el tejo fue declarado mediante ley de la República deporte nacional.
En la Ley 613 se ordenó a Coldeportes hacer la divulgación y el fomento del tejo y dispuso la creación de clubes, ligas y la Federación de Tejo, con los mismos derechos de los deportistas afiliados en los demás clubes y ligas deportivas. Ahora también se busca la denominación de origen del Turmequé-
Ya tenemos el monumento al tejo y es un nuevo atractivo en la provincia de Márquez, obra del escultor paipano Omar Santamaría, ubicada en el parque principal de la localidad y fue adelantada por iniciativa del alcalde de Turmequé, Mario Antonio Villamarín Cruz.
Es justo reconocer que la ley fue impulsada por los jóvenes líderes de Turmequé Miguel Ángel Gómez y William Arévalo Otálora quienes lograron conseguir apoyo de Antonio Navarro Wolff, de la actual la senadora Sandra Ortiz y de la representante a la Cámara Neyla Ruiz.
Esta designación conserva nuestras raíces y traen grandes beneficios para nuestra querida tierra boyacense, por ser el juego insignia de nuestro departamento.