Frente a la emergencia por el coronavirus se afianzó una experiencia que pasó a la historia del país, y, en adelante deberá impulsar Cultura Ciudadana, para vivir primero como humanos, con estricta prevención y aseo.
Detrás de sanidad se requiere ojo avizor frente a indígenas -Emberá- presionados por presuntos abogados que actúan cuando hay ofrecimiento de partidas solidarias de dinero para que despejen lugares públicos de la capital.
Al margen de aislamiento y protección, la Nación quedó llamada a ir al origen de brotes infecciosos que, durante décadas, por intoxicación e incultura comunal, entre otros, han dejado víctimas hace años.
En las ciudades y periferias algunos viven con desinterés; olvidan todo y, dejan crecer enfermedades. La queja del paciente no debe ser solo si hay dolor, herida o si se trata de presión de particulares actuando como funcionarios del Distrito.
Y autoridades municipales, deben evaluar, sin politiquería o interés comercial, el funcionamiento de ventas ambulantes; bueno guiar al desempleado y en lo que haga, orientarlo al bien común.
¿Quién autoriza esa ubicación? Para el consumidor está primero el precio y, no solo la fórmula médica, sino la calidad para consumir dentro de las más mínimas disposiciones de salud y de sanación.
Una salubridad bien dirigida y aplicada debe efectuar visitas periódicas a restaurantes de todos los niveles, con revisión a cocinas, servicios sanitarios y exigencias a operarios, al atender público, además de desinfección en locales.
Si hay cara limpia ciudadana se desprenderá atracción, en lo habitual, al aire público o privado. Así se reitera el convivir con base en lo más mínimo del orden. Otra cosa es el engaño difundido en localidades, barrios y poblaciones, o con distintas formas de desempeño laboral, disfrazado con afiches y falsas pancartas.
La emergencia sanitaria ha enseñado, con práctica, a vivir y trabajar con higiene; si no la hay es deber imponerla, como quien reclama energía y agua, donde sea requerida.
Deberá ser campaña de importancia, en lo requerido para conducir actividades familiares y sociales. Ambas deben tener protección contra el virus mortal; la otra, dejarle condiciones de trabajo productivo que, reactive economía personal y comunitaria.
¿Por qué razón la higiene queda como última importancia si se tiene presente que, el nivel ambiental, comienza en cada persona al vivir con semejantes? No se trata de difundir solo aplicación de jabones, sino cremas efectivas en calidad para retoque de belleza.
Meritorio y responsable, que todas las farmacias, soliciten fórmula a solicitantes de medicamentos diagnosticados para tratamientos exigentes. Así tendremos el reto de imponer cultura ciudadana con salud.