En plena época de elecciones regionales, en medio del Bicentenario de la Independencia y en un mundo que se mueve con nuevas formas de acción como la de los millenials y donde los movimientos o iniciativas de ciudadanas pisan con fuerza en la opinión pública atados especialmente a causas determinadas, viene la pregunta sobre cómo una persona identificada con las ideas conservadoras puede creer en ellas como alternativa para la civilización del siglo XXI. En la celebración de los 170 años de existencia del Partido Conservador Colombiano, retumbó todo el tiempo esta inquietud.
Y puede decirse que el objeto, o mejor sujeto, que acompaña a cada una de estas ideas, vistas en módulos con una altura académica realmente notoria en el evento, fue la persistencia porque toda acción mire hacia la primacía de dignidad de la persona. La política migratoria y la restauración democrática, la justicia cercana al ciudadano, la economía azul como estrategia de desarrollo, el impacto ambiental y la seguridad energética, la importancia de los partidos políticos, el estado de la economía y la seguridad en el marco del postacuerdo comienza ahí, en esa línea transversal.
Los audios y videos que con un contenido y marca moderna acompañaron la memoria de Álvaro Gómez Hurtado o la antesala a la llegada del Presidente, dieron muestra del alcance de los distintos presidentes conservadores, de sus oratorias y empecinamientos, que nacen de esa obsesión por el respeto a la dignidad de la persona.
Un ejemplo de ello se dio en el debate sobre el manejo ortodoxo de la economía, esto en cabeza de cuatro ilustres ministros de hacienda, de representantes de gremios y del Congreso; que insistieron en la tarea de la búsqueda de la equidad y sobretodo de la disminución de las brechas de desigualdad. Donde es pieza fundamental el apoyo a la creación de riqueza a través del impulso y la protección a la iniciativa privada, la empresa y el emprendimiento como lo es también el buen uso de los recursos públicos y la estabilidad fiscal para una mejor ejecución vía la inversión social. De manera que causan un profundo dolor los canales de la corrupción, como el peor de los males, en cuanto chupan los recursos destinados con esfuerzo a mejorar el bienestar de la sociedad.
En iguales circunstancias, se observaba cómo el manejo responsable de la economía, muy propio del talante y expertiz conservador, depende de la planeación para el desarrollo, de su implementación y evaluación constante, sin caer por nada en el mundo en las redes de las medidas populistas.
El conservador también es disruptivo cuando el cambio se pide a gritos a fin de mantener un principio. En materia de conservación del medio ambiente bien fueron pioneros y hoy tienen la enorme obligación de no bajar la guardia para responder a la juventud que reacciona y se une ante los efectos del cambio climático. Todo esto indica que habrá conservadores para rato.
*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI