La terminación de un año, que a propósito es una manera absolutamente arbitraria para medir el tiempo, pone a las personas a pensar y quizás a meditar cómo ha transcurrido el tiempo que ahora da por terminada una de las etapas del mismo. Nuestros antepasados realizaron grandes observaciones y como no tenían observaciones ajenas a su diario trajinar, miraron el firmamento, que es una de las demostraciones que nos hacen convencernos, si no creemos en la generación espontánea, que existe una inteligencia superior que algunos llamamos Dios, que organice los fenómenos que nos maravillan a diario, aun hoy por hoy cuando tanto se ha avanzado en la ciencia. Los planetas se desplazan y se trasladan con una exactitud que nos permite dividir el tiempo en días que dependiendo de la ubicación del observador tienen todas las mismas horas de luz, vale decir de sol, y de oscuridad, o sea cuando éste se oculta y nos deja al arbitrio de la luna.
Una de las grandes ilusiones de la humanidad ha sido la de encontrar una manera de comunicarse entre sí en forma eficaz y verdadera. Si nos remitimos a la historia antigua las comunicaciones entre los seres vivientes obviamente eran bastante precarias en los términos de hoy en día. Quizá la voz humana era la única forma de hacer conocer a otros algo; la voz humana era el único medio de comunicación, como sigue siéndolo ahora, las razones de unos a otros se realizaba por medio de mensajeros que se desplazaban de un lugar a otro con la rapidez que su contextura física les permitía.
Los tambores, para usar el oído se utilizaron así como se usaron diversos factores de la naturaleza que facilitaron la comunicación. Se fue avanzando en forma acelerada de suerte que la rapidez de la comunicación tuvo que ver con las vías que se usaban para ello; así el desplazamiento no fue únicamente la de los mensajeros sino que las personas se comunicaron; se estimó que la comunicación debía ser presencial además de la voz. El invento de la televisión que incluye voz e imagen a ha sido entonces un verdadero tesoro. Las comunicaciones telegráficas, así como las vías de comunicación aéreas y terrestres, la televisión y otros medios hicieron el milagro de hacer que los hombres se comuniquen hoy en forma rápida y eficaz hasta llegar al celular de cuyas virtudes es inútil hacer un recuento.
Tal vez el desarrollo de las comunicaciones rápidas y eficientes surgió a raíz de los viajes extraterrestres que necesitaban comunicaciones rápidas no solamente para garantizar el éxito de la misión sino la vida de los tripulantes. Desafortunadamente el celular, de tan amplia divulgación y uso, no garantiza la privacidad de la comunicación. Hoy los sistemas para interferir los celulares son de adquisición tan expedita, que cualquier persona puede adquirirlos y así la vulnerabilidad de este sistema es bastante insegura. De ahí que la mayor parte de los países más avanzados mantienen sus comunicaciones expuestas al conocimiento de quienes no desean.