¿Combate a la corrupción? | El Nuevo Siglo
Sábado, 29 de Junio de 2019

Todo el país, mejor dicho todos los colombianos estamos hastiados de  la corrupción a la cual nos hemos acostumbrado, no tanto por su ocurrencia frecuente, sino por la capacidad de  los medios de comunicación que operan como cajas de resonancia para hacer de ellos prácticamente el motivo de su existencia.  Todo lo que se haga para controlar y castigar con la fuerza de la ley a todos aquellos que han resuelto hacer del saqueo de los recursos públicos y también de los no públicos, su “modus vivendi” convirtiéndose para la gente que se está levantando, como ejemplo que se debe seguir; su destrucción goza del beneplácito de todos los colombianos de bien.  

Se tenía la confianza, la esperanza, que el congreso, se ocuparía de este flagelo para darle fuerza de ley a medidas que pudieran tomarse para combatir a todos los corruptos que tanto daño le han hecho al país pero no, los integrantes de él volvieron por los fueros que los han hecho acreedores a la opinión general que de ellos se tiene y no dieron sorpresa alguna sino que salieron con nada. Mejor dicho hicieron honor a la opinión que de ellos se tiene. 

Se pretendía, entre las providencias a tomar, dejar a un lado la teoría de que cuando una persona haya sido condenada pudiera purgar su pena, no en las cárceles, las penitenciarías, sino, a juicio del juez, podría convertir en sitios de reclusión, con medidas severas establecidas por la autoridad judicial que así lo determine, su respectivo domicilio. Eso no sucedió de suerte que en la próxima legislatura se volverá a discutir.

Para el observador ecuánime surge la información que permanentemente no es suministrada sobre la congestión que existe en las cárceles.  Eso de verdad es una gran vergüenza y tal vez constituya una razón suficiente para tratar de descongestionarlas, disponiendo que los condenados sean trasladados a sus propios domicilios, y en esa forma tratar de disminuir la congestión carcelaria, es de suponer que este tipo de argumentos debió estar presente para abrirle al paso a la disposición de prohibir la casa por cárcel a los corruptos condenados. A nadie se le ha oído proponer que debe hacerse hincapié ante la ciudadanía, instruyéndola para que no se haga acreedora a no delinquir. Esta puede ser una actitud desde luego ni siquiera a mediano paso, sino una hacia varias generaciones de distancia.

Lo que resulta claro de este episodio del Congreso es que todavía tienen la oportunidad de enmendar el error pues éste no ha sido clausurado. Pronto podrá volver a reunirse. Pero lo malo es que  ha expuesto  al deterioro  ante la faz del país a  una de las ramas del poder público; ya suficiente tenemos los ciudadanos con lo que sucede en el ejecutivo y el judicial, para que ahora el legislativo nos salga conque es incapaz de determinar medidas que combatan en forma efectiva la corrupción. Es como poner el ratón a lado del queso.