¿Censura política o empresarial? | El Nuevo Siglo
Sábado, 1 de Junio de 2019

Vuelvo a lo dicho por un distinguido ciudadano europeo, quien vive en Colombia hace bastantes años, cuando alguna vez alguien le preguntó qué lo retenía en nuestro país. Luego de un elogio de nuestra patria acerca de todas las cosas que le gustaban y también las que no le gustaban, porque todo forma parte del temperamento nacional, lo que más llamó la atención fue su afirmación de que aquí siempre sucede algo, a diferencia de su país de origen en donde no es no que pasen cosas, pero el temperamento de allá no es de los que gustan de solazarse de todo lo que sucede aunque no sea ser registrado con tantos detalles como lo es entre nosotros. Afortunadamente bien parece que los diarios escritos le han ahorrado a los voceadores el grito con el cual anunciaban el contenido el cual, entre más truculento, estimulaba más lectores, la venta era entonces más atractiva si el hecho tenía referencia a una muerte; parecía hacer más atractiva la adquisición del diario cuando de viva voz se describía lo sucedido; estimulaban el deseo morboso de los lectores promoviendo que el retrato de la víctima estaba contenido en el diario anunciado. Tal era nuestro temperamento nacional y los diarios se solazaban produciendo esa clase de noticias.  Afortunadamente esa manera de promover las ventas ha cambiado y ahora hechos de esa naturaleza escasamente alcanzan a ser noticias interiores. Nuestra manera de ser ha cambiado completamente y los órganos de difusión han enfocado su promoción a dar cuenta de noticias que las hacen importantes y truculentas, por la bulla que se les hace.

No parece que el retiro de un columnista, por voluntad del dueño del medio de difusión, pueda tener tanta prensa como la del periodista Daniel Coronell cuya columna ha sido cancelada por los dueños de Semana, uno de los semanarios fundado por Alberto Lleras hace bastantes años y que se había convertido en un medio semanal que, poco a poco, por la calidad de su información, así como por la de sus comentaristas y analistas de las ocurrencias nacionales e internacionales era referente. Quien haya sido un lector empedernido de este semanario que tiene una factura de presentación semejante a los otras latitudes como Time, News Week, Spiegel y otras está sorprendido. Para nosotros el gran valor de estas revistas está en el poder de mirar con ópticas distintas, acontecimientos que no dejan de ser los mismos como no lo es el análisis de ellos. Ahora ha sido relegado uno de los articulistas más leídos de Semana, según se dice, por haber criticado al medio por no publicar hechos que la parecieron importantes.  ¿Se le podría endosar la despedida como una especie de censura de prensa la salida abrupta de este leído columnista o será más la nueva política de los nuevos dueños de la revista? Vaya uno a saberlo, pero lo cierto es que no lo volveremos a leer, en Semana.