Crisis moral colombiana
Lo que ha ocurrido con la sanción disciplinaria impuesta al alcalde de Bogotá ha sacado a flote problemas de nuestra sociedad, que cual corriente submarina corren en el trasfondo de los hechos. Hechos que a su vez hablan de la crisis que atravesamos.
Por una parte parecería no estar zanjada la discusión de si en aras de la buena marcha del país debe prevalecer el concepto de “gobierno de las leyes más que de los hombres”, es decir el de Estado de Derecho, o el de Democracia: poder del pueblo con el consiguiente valor del voto individual y la consecuente “soberanía popular”. Por esta razón Petro y sus seguidores se defienden saltando de uno a otro criterio.
Y ni hablar de los “derechos humanos” y entre estos los “fundamentales”. De aquí la “tutelatón” que se promovió. Y resulta que dichos conceptos no están suficientemente fundamentados, incluso entre “juristas”. Hasta tal punto es así que ya hay abogados que buscan asemejar los derechos humanos con “derechos de los animales”, los mismos que fueron “protegidos” con la prohibición de las corridas de toros.
Pero también ha estado presente la arista ética o moral. De donde proviene la declaración del magistrado Armenta: “no tenía ningún impedimento legal para fallar la tutela”, la cual implica que, al parecer, no se le pasó por la mente la delicadeza ética de declararse impedido por tener a su esposa trabajando para el Distrito. Y esta ausencia de criterio ético no es exclusiva del magistrado, sino que ha tendido a generalizarse, lo que nos lleva a una cuestión más de fondo.
Cuando observamos no sólo lo anterior sino también que detrás de cada contrato estatal hay un sinnúmero de corruptos al acecho o que el Director de la Policía afirma insistentemente que los delitos entre niños y adolescentes aumentan de manera preocupante…, la conclusión lógica es que una crisis moral afecta a nuestra sociedad.
Crisis moral que se origina en que una considerable proporción de personas no tienen claridad en la concepción del ser humano y en lo que es una vida lograda, es decir no tienen clara la respuesta de cuál es su fin en la vida. Por esto no ven que moral no es lo que deben hacer, sino lo que deben ser, lo cual les llevaría a aceptar normas de comportamiento no como algo impuesto sino acogido. Crisis moral, pues, quiere decir que nuestra sociedad no sabe proponernos cuál es nuestro fin en la vida para que ésta sea lograda. No es sino preguntarnos si en nuestra sociedad prevalece la norma de "no lo hagas porque dañas y te dañas" o más bien se impone la del que "lo importante es que no te cojan". Lo cierto es que hay de ambas.
La clave está entonces en cómo conseguimos que los partidarios del "que no te cojan" no formen una categoría social preponderante, sino excepciones. Sólo así podremos llegar a tener una sociedad donde prime la concordia.