PÁGINAS
Un horizonte indescifrable
LA tarea del Presidente Santos para que las aguas vuelvan a su cauce natural será titánica. Estamos en un cúmulo-nimbus pocas veces visto, en donde a la lluvia ácida suceden los huracanes y las tormentas. Más que cerrar ventanas o utilizar paraguas lo que necesita la Casa de Nariño es recobrar el hilo perdido de su comunicación con la ciudadanía, pues da la impresión que la realidad se les escapa. Para citar un solo caso: cuando era más intensa la indignación por la presencia armada de las Farc en Conejo, se les autoriza hacer “pedagogía de la paz” en el Cauca, sin haberse dado a conocer los nuevos protocolos acordados para esas actividades. Primero debió ser la pedagogía entre las gentes de la democracia, pues es preciso señalar que en toda conversación de paz están, de un lado de la mesa, los voceros del Gobierno de turno y, aunque no lo parezca, la opinión pública, que le da legitimidad y fuerza a las decisiones que se adopten.
Más que predicar sobre las obvias bondades de la paz se deben explicar con claridad los acuerdos a los cuales se ha llegado. Le toca al Gobierno desarraigar la convicción de la mayoría de los colombianos que el proceso habanero es favorable a las Farc. La prevención es entendible por la criminalidad y engaños de las Farc. Además, su guerra la han librado contra el Estado. Y, aunque es bienvenido el cambio de armas por votos, su dialéctica envenenada se lanzará contra el Estado y la democracia representativa y en pro de la democracia plebiscitaria, fundamento del socialismo del siglo XXI.
Sin duda, merecen reconocimiento la estrategia y la metodología que se trazó este Gobierno para las conversaciones de Paz. Pero, últimamente, se ha asomado la improvisación tanto en el tema de la Justicia Transicional como en la mencionada “pedagogía de la paz”. Asimismo, la Canciller dice que el 23 de marzo “se firmará algo, aunque no todo” y el Presidente que no habrá firma en esa fecha. Tal confusión debiera advertirle al Presidente Santos que esos descuidos no están a la altura del esfuerzo y el coraje con que ha asumido la búsqueda de la Paz.
El desconcierto es generalizado. Se oye repetir: “nunca había visto al país tan complicado”. En todos los frentes hay malas noticias. Desde el económico, con amenaza de “apagón”, hasta la Corte de la Haya donde se juega nuestra soberanía en el mar Caribe. En este campo, el fracaso anterior obliga a preguntar: ¿Está nuestra diplomacia a la altura de tan altos deberes? ¿Cuáles son los conocimientos y experiencias del Embajador Arrieta en materia tan delicada y especializada?
Colombia tiene suficientes fortalezas para superar este horizonte indescifrable. Es en los momentos de adversidad cuando aparecen los estadistas y señalan el camino. La Nación espera la mano tendida del Jefe de Estado. La oposición abrió las suyas. Ya se dijo en el ayer: la inflación, el desempleo, la pobreza, la soberanía nacional, la paz, la sequía, la corrupción, no tienen color político.