¿Retroceden los antiabortistas?
“Desde los 60’s los “progresistas” propugnan la misma receta de modernidad”
En su última columna en El Tiempo (“Retroceden los antiabortistas”), Florence Thomas reitera su propósito de promocionar el aborto como un “derecho de las mujeres”. En ella, con base en un estudio de la encuesta bienal de cultura, afirma: “Hoy, en Bogotá, más gente (55,6 por ciento) está a favor de algún tipo de liberalización o legalización de la interrupción voluntaria del embarazo”, agregando que “esta inclinación progresista subió casi diez puntos en un periodo de cuatro años” (casi el mismo lapso de la administración Petro). Y finaliza escribiendo: “La modernidad se impone y la tendencia mundial hacia una legalización progresiva es cada vez mayor…”.
Pues bien, sin entrar a mirar detenidamente la muestra de dicha encuesta, parecería ser que la gestión del alcalde Gustavo Petro ha influido en esa “buena noticia”. Lo digo porque en vísperas de su elección, la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Sabana realizó una encuesta a 1765 personas que se identificaron con algún partido preguntándoles, entre otras, sobre su postura frente al aborto. Y en sus respuestas se corroboraría, en parte, el descenso en favor de la despenalización de la que habla Thomas, porque quienes se identificaron con los partidos “progresistas” respondieron estar en desacuerdo con la despenalización del aborto 63 por ciento del Partido Verde y 59 por ciento del Polo Democrático.
Así las cosas y pese a que los porcentajes no son estrictamente comparables, entre otras cosas, por la distinta formulación de la pregunta, podemos decir que al comienzo de la administración Petro habría un promedio del 61 por ciento de “progresistas” en desacuerdo con la despenalización del aborto, y al día de hoy habría 55,6 por ciento que aceptan “algún tipo de legalización” del mismo. Es decir, aunque aceptar “algún tipo de legalización” no quiere decir estar de acuerdo con el aborto, hay que decir que sí habría habido algo del avance que celebra Thomas.
Sin embargo, si miramos hacia el mundo las noticias no son tan buenas para los (as) pro-aborto. Esto porque el Pew Research Center (Estados Unidos) en la reciente investigación “Global Views on Morality” encontró que la mayoría de las 40.000 personas entrevistadas en 40 países del mundo consideran moralmente inaceptables algunas conductas que un “progresista” considera como ejemplo de modernidad, entre ellas el aborto (56%). Y aunque la muestra no incluyó a Colombia, son dicientes las cifras de inaceptabilidad moral del aborto en tres países cercanos culturalmente: 85, 77 y 64 por ciento para El Salvador, Venezuela y Chile respectivamente.
En fin, desde los sesentas los “progresistas” al estilo Thomas propugnan la misma receta de adaptación a la modernidad, pero parecen incapaces de ver síntomas de poco progreso allí donde se ha impuesto. Por ejemplo, convendría que se respondieran interrogantes como ¿por qué en los próximos veinticinco años, el número de jubilados en Europa aumentará un 55%, mientras que la población activa descenderá un 8%? (Niall Ferguson, “¿The End of Europe?”).