El trasfondo estratégico del Catatumbo
Sobre los antecedentes de lo que está aconteciendo en el Catatumbo muy poco o casi nada se ha hablado o informado. Sin embargo, al mirarlos con algún detenimiento hay que empezar por decir que, más allá de la “deuda histórica de todos los gobiernos”, le cabe una buena dosis de responsabilidad política al Gobierno Santos.
El Presidente tiene la responsabilidad de la conducción político-estratégica en el marco del conflicto armado y es precisamente en ese campo donde encontramos una evidente equivocación estratégica que implica su responsabilidad política. Veamos.
Fue precisamente Santos quien al asumir el Ministerio de Defensa habló del “salto estratégico” argumentando la necesidad de complementar la Política de Seguridad Democrática con el “Plan de Consolidación”, priorizando esta línea de acción. Se trataba de llevar los servicios del Estado, diferentes a la Fuerza Pública, a 50 municipios (distribuidos en seis áreas), entre ellos los siete del Catatumbo. Dicha línea de acción se puso en marcha y pronto se empezaron a mostrar públicamente logros en las áreas de la Macarena y Montes de María.
Más adelante Santos asume la Presidencia de la República y al mismo tiempo toma la iniciativa político-estratégica con la presentación y apoyo a la “Ley de víctimas y restitución de tierras” y con el reconocimiento del conflicto armado. Pero paulatinamente empieza a perder esa iniciativa que había ganado.
¿Cómo se dio esto? Paradójicamente, el mismo día en que se surtía el trámite final de la Ley de víctimas en el Congreso, el Ministro de Defensa (Rivera) presentaba públicamente la “Política Integral de Seguridad y Defensa para la prosperidad”. De ésta llamó la atención que no hubiera en todo el texto siquiera una mención a la restitución de tierras: ¿cómo entender que pese a que se hablaba de “una nueva visión de las amenazas y sus características” no se hubiesen contemplado como potenciales amenazas los ilegales inconformes con dicha ley? Sencillamente por el grave error estratégico de considerar que las líneas de acción políticas pueden avanzar por carriles paralelos y no convergentes con las estrictamente militares manteniéndose éstas supeditadas a aquellas.
Pero peor aún. Se posesiona un nuevo Ministro (Pinzón) y el error no solo no se corrige sino que se amplía: en vez de acoplar la restitución de tierras con un plan de consolidación revivido, se lanza el plan “Espada de Honor” cuya prioridad ha sido esencialmente militar-ofensiva, ejecutándolo casi que en los mismos municipios a donde se iban a llevar los servicios del Estado previstos en el Plan de Consolidación.
Desde los comienzos del Gobierno Santos las Farc le dan prioridad no a lo militar sino a lo político, y explotando el error antes descrito concentran sus ojos en el Catatumbo y azuzan la rebeldía. No porque los líderes campesinos sean de las Farc sino porque comulgan con parte de su ideología y al lado de posibles infiltrados aprovechan el entendible ambiente de inconformidad arrebatándole la iniciativa política al Gobierno.