Avances claves hacia la verdad
En concordancia con la construcción de la paz en la que está esperanzado el grueso de la nación colombiana y en contravía del pesimismo de algunos personajes públicos, el Gobierno y las Farc lograron llegar al acuerdo sobre el álgido tema de la Justicia Transicional colocando ahora sí el proceso en el punto de no retorno. Y lo más importante, conformando una base decisiva para desde ella avanzar hacia la verdad como requisito irremplazable para terminar la guerra.
Dicho acuerdo sumado al de la “Comisión para el esclarecimiento de la verdad, la convivencia y la no repetición”, deja pendiente por instalar la pata central del trípode conformado por “verdad, justicia y reparación”. Es decir, queda pendiente acordar lo correspondiente a la reparación de las víctimas, aspecto en el que de todas maneras se ha avanzado con las otras dos patas mencionadas, puesto que el resarcimiento y reparación de las víctimas debe partir de la verdad más completa posible. Sin esta no es posible asumir responsabilidades, ni pedir perdón, ni mostrar el arrepentimiento como sustento al propósito de “no repetición”.
Indudablemente el hecho de haber colocado desde el principio del proceso como norte a las víctimas y no a los victimarios ni a los combatientes en general, ha sido uno de los factores que cual “espada de Damocles” más ha gravitado sobre los negociadores para llegar al punto en el que hoy se encuentra la negociación en La Habana.
Ahora bien, ampliando la mirada del asunto hay que destacar que el principio subyacente al acuerdo es el de que “a mayor verdad y reconocimiento de responsabilidad, menor sanción penal”. Y esto puede constituirse en un paso importante en la dirección de romper con un casi que paradigma que ha tendido a imperar en nuestra cultura política. Me refiero a aquel que se puede formular como “haz lo que sea, lo importante es que no te cojan”. Así las cosas, podríamos entonces avanzar para que más bien se vaya imponiendo el paradigma de que “decir la verdad sí paga”.
Otro aspecto destacable del acuerdo logrado -sumado al de la comisión de la verdad- es que de implementarse bien como es de esperar, sus efectos harán derrumbar aquella guía maquiavélica que reza: “el fin justifica los medios”. Y esto sería así pues en la medida en que se vayan conociendo las verdades -históricas y judiciales- en esa misma medida irá quedando en evidencia la equivocación de haber incurrido en graves crímenes en nombre de la “rebelión” o la “resistencia” o de un erróneo “amor a la patria”. De esta manera, se pasará de justificar a explicar para finalmente pedir perdón a las víctimas y al país en general.