La Luciérnaga
Las instituciones deben ser perennes en el tiempo y superar a las personas que la crearon, pero sin duda, las instituciones son lo que las personas que las crean y las construyen han hecho de ellas.
Escribo esto por la salida de Hernán Peláez de La Luciérnaga, quien creó la institución política más importante del país: un espacio de difusión de la realidad nacional y de las noticias políticas mediante el humor como lenguaje y excusa, dejando atrás la necesidad de palabras técnicas y políticamente correctas, dando un paso más allá de las entrevistas oportunistas o inquisidoras a políticos que buscan audiencia o son juzgados públicamente. Más allá de ser el programa con la mayor audiencia sostenida de la radio nacional, este proyecto ha permitido educar a muchos en la compleja maraña normativa e institucional en la que vivimos y llevar la política del Capitolio a las cocinas de los colombianos.
Muchos lo han intentado copiar y ninguno ha podido, porque un programa no es solo una receta que se puede aprender, si no no se tienen los ingredientes correctos, y estos son imposibles de lograr sin Peláez. Él y su equipo -por donde han pasado estupendos profesionales- han logrado llevar la radio colombiana a su nivel más alto, y tan cerca de las personas, que son un compañero más en nuestras vidas.
Su salida les deja un reto enorme a sus compañeros, de proteger los ideales que tiene el programa y llevarlo a un nivel más alto, y mantener ese periodismo colombianizado, con humor, sátira y sarcasmo que plantea la evidencia, y nos lleva a pensar a cada uno de nosotros cuál es la verdad y no nos imponen un punto de vista.
Esperamos que La Luciérnaga siga el camino planteado, la satisfacción generada y las incomodidades causadas, por medio de su forma de ser y que este paso no demuestre que el sueño de Hernán Peláez se esfume sin su presencia; a veces, las letras de molde no son nada, sobre todo cuando no quedaron instituciones para ponerlas.
Escribo para felicitar a ese hombre, que si bien ha tenido un reto enorme de salud en los últimos tiempos, pasó mucho más tiempo luchando por un periodismo ético a la colombiana, convirtiéndose en el ejemplo a seguir por muchos y en esa voz que por durante años ha estado al lado de nosotros diciéndonos al oído: fuera del chiste, ¿entendió lo que dijimos?
Colombianada.Nunca he conocido a Hernán Peláez, pero una palabra suya siempre bastó para formarme.
*Presidente de Raddar