CAMILO HERRERA MORA* | El Nuevo Siglo
Sábado, 6 de Septiembre de 2014

Vergüenza

 

El escenario es complejo. La exdirectora de Inteligencia del país prófuga, el exministro de Agricultura y excandidato presidencial reo ausente, la excontralora juzgada como ausente y el alcalde de la capital condenado por la SIC por incumplir la ley. Hoy tenemos que vivir en una vergüenza increíble, donde a la corrupción de algunos funcionarios se suma el abuso de poder en los cargos, poniendo en evidencia falta de control, vacíos legales y sensación de impunidad e impotencia de la justicia para actuar. 

Al parecer cada uno de estos funcionarios ha abusado del poder de su cargo y hoy tienen al país viviendo una deshonra, donde la inteligencia se usó para espiar a otros funcionarios, los recursos públicos para favorecer a quienes no eran sujetos de subsidio, la capacidad de control para tomar decisiones de compra y venta de activos, y finalmente el Alcalde de Bogotá rompe la normas de libre competencia bajo la premisa de insertar a los recicladores y crear un nuevo monopolio público. A estas situaciones se debe adicionar que el hecho de que algún ente denuncie, acuse, juzgue o condene a un funcionario público por el abuso de sus funciones, se considera una persecución política y que esto genere falta de garantías, dejando entrever que el punto de vista del acusado es el único posible, pese a que las normas sean claras y se evidencie que fueron violadas por estos funcionarios.

¿Cómo llegamos a esto? Quizá viene pasando desde hace tiempo y simplemente hasta ahora las autoridades han denunciado las situaciones, y al romper esta perversa dinámica de permitir que cada quien haga con su poder lo que le plazca, se considera una persecución política, porque “a los anteriores se lo permitieron”, o bien, “eso siempre se ha hecho así”.

La justicia en Colombia tiene problemas muy profundos de corrupción, ambigüedad, incoherencia y esa extraña capacidad de legislar y crear nuevos marcos jurídicos e inclusive modificar la Constitución, pero sus errores no son excusa para no cumplir las normas y mucho menos para señalar que en el país hay persecución política por medio de procesos legales, causando que la imagen de la justicia continúe deteriorándose y que nuestras instituciones se agrieten por el ego de algunos que consideran que el poder del cargo permite hacer lo que se crea correcto y no lo que la ley exige. Qué vergüenza de funcionarios, creen que su opinión está por encima de la ley.

Colombianada. Parece que algunos funcionarios sinvergüenzas no tienen ningún problema en hacernos vivir avergonzados por ellos.

@consumiendo

*Presidente de Raddar