Sin carisma
En diversos espacios he afirmado que hoy en la política colombiana tiene una clara ventaja el candidato que sea más popular sobre el más idóneo; lo curioso es que de las 5 parejas de candidatos a la Presidencia de la República, no existe el mínimo potencial de popularidad y carisma.
Esta campaña presidencial se ha caracterizado por no tener un debate programático pero sobre todo por la falta de carisma, aceptación y vínculo con la población de los candidatos; para nadie es un secreto que Santos (no Juan Manuel) no es un buen orador en público y que no logra un vínculo emocional con los electores, pero Peñalosa tampoco, quien ha sido definido por algunos como arrogante, prepotente y lejano; a esto se suma que Zuluaga no logra cautivar masas y se le tilda de ser un títere; Marta Lucía formó en su carrera una imagen recia y de ejecutiva exitosa, lo cual la aleja de los votantes; finalmente, Clara López, siempre se muestra como una persona firme.
Los 5 candidatos, ya fueron objeto de burla en redes sociales, al punto de llegar a motes como Chucky, Bolardo, Vampiro, la Bruja del 71, y hasta “la cara amable de la Bogotá Positiva”, alimentando caricaturistas de medios reconocidos. Más allá de que algunos lo consideren una falta de respeto, demuestra la falta de carisma y su lejanía con la población.
Los 5 casos son retos enormes de marketing político para mejorar su imagen y convertirse en una figura aceptada, cercana en la que la gente se pueda ver representada; si bien los 5 son exitosos ejecutivos, ninguno ha sido una máquina electoral por sí mismo nunca, y deben luchar contra la abrumadora imagen, carisma y vínculo que logró Uribe en su mandato.
Lo que nos deja con una campaña sin propuesta y sin candidatos, y esto causa la situación electoral más aburrida y peligrosa de la historia, ya que las personas no saben por qué votar, no hay ideas ni están siendo seducidos, lo que nos deja en un escenario impredecible. Si la gente no vota por contenidos ni por marcas, simplemente no hay razones claras para votar.
Así, lo que deja el debate realmente no en la elección presidencial ni el apoyo al proceso de paz (porque todos están de acuerdo con él), sino en un plebiscito que dirá si se reelige a Santos o no, lo cual es un proceso electoral muy diferente, que puede causar el ascenso al poder de una persona que nadie quiere, como ocurrió con Petro en Bogotá, llevando al país a una situación de gobernabilidad compleja.
Colombianada. Los tecnócratas están de candidatos, y los políticos esperan hambrientos.
@consumiendo
*Presidente de Raddar