Necesidad de los fatalistas
Matt Ridley comienza una de sus conferencias recordándonos que cuando él estaba estudiando en los setentas se decía que el mundo se iba a acabar por la lluvia ácida, la radiación o un conflicto nuclear, y hoy en pleno siglo XXI no ha pasado nada de eso.
Los fatalistas son necesarios. El mundo siempre tendrá personas que consideren que las cosas van mal y que se van a poner peor, debido a que hemos sembrado día a día situaciones que hacen inevitable que algunos acontecimientos ocurran. Y esto nos ha permitido que encontremos los correctivos para evitar esos sucesos y de una u otra manera cambiemos el trágico destino que hemos trazado. Los fatalistas son futuristas negativos. El mundo nos ha regalado genios como Verne, Asimov o Toffler que tienen la virtud de dimensionar las necesidades humanas en relación con las enormes capacidades que tenemos de solucionarlas gracias a nuestra creatividad e ingenio. Sin duda ideas como los submarinos, la robótica y los prosumidores han llegado a nuestra cotidianidad, gracias a que los conceptos se plantearon en algún momento de la historia de manera conceptual y fueron motivadores para que ingeniosas personas los pudieran llevar a cabo. Así, quizá, los futurólogos son fuente de inspiración para algunos de los creadores del futuro. En el mismo sentido operan los fatalistas, que nos advierten de nuestros errores y omisiones que causarán un futuro sombrío, y esto ha motivado a muchos creadores de política y líderes mundiales a tomar acciones para modificar el futuro a favor de todos. El calentamiento global, las armas químicas, el trabajo infantil, la igualdad de género y otras situaciones son temas que existen y que fueron puestos en la opinión pública por diversos fatalistas, y han causado un cambio enorme en nuestras sociedades.
El fatalismo y el optimismo son necesarios, o de lo contrario viviríamos en una sociedad estática, que no valora el reto ni la posibilidad de corregir nuestros errores; los seres humanos necesitamos motivaciones para explotar nuestras potencialidades, y requerimos equivocarnos para poder lograrlo. Bienvenidos aquellos que proclaman un futuro negro y los que nos muestran un futuro esperanzador, pero más esperados aún aquellos que saben interpretar esos mensajes y realmente cambian al mundo. La inspiración y la acción en este caso tienen algo en común: vienen de la capacidad del ser humano, y por eso tenemos futuro.
Colombianada. Quizá sea necesario decir que el proceso de paz está condenado a su fin, para que los responsables cambien ese futuro
*Presidente de Raddar