Es difícil sentirse solo por pensar de determinada manera. Y aclaro que sentirse solo no es estar solo. Sólo que el formar parte de un grupo que no tiene cómo ver reflejado en los medios de comunicación su forma de pensar, hace creer a cada uno de sus miembros que está aislado y solo.
Esta es parte de una exitosa estrategia política que hoy nos gobierna sin haberse posesionado y que pretende aislar a quienes no votaron por Gustavo Petro. Solos, caminando a contracorriente y temerosos de las amenazas tributarias, pensionales y de salud. Así camina una clase media, a la que cargaron una pesada cruz de responsabilidades y culpas. A la que van a hacer pagar por los pecados de los corruptos de todos los colores políticos y de todos los gobiernos, que ahora se reacomodaron, cambiaron de disfraz, de discurso y, en nombre del "cambio", van a cogobernar.
Nos manipulan como bobos. Insultaron hasta el extremo para llegar a la presidencia. "Corrieron las líneas de la ética" y ahora, una vez están en el poder, adoptan nuevas y educadas "buenas maneras" que incluyen el "disculparse", como lo hizo Petro con el ingeniero y Guanumen, el estratega digital, con Federico Gutiérrez y Hernández. ¿Para qué? Para silenciar y poder descalificar a quien ose ver y denunciar que una parte del "séquito del rey" está desnudo. Un pragmatismo estremecedor por lo descarnado. Por lo que implica de profundo desprecio al elector.
Federico Gutiérrez descubrió la estrategia y la denunció: "Las excusas a estas alturas son sólo convenientes para ellos. Es parte de su estrategia. Ya el daño está hecho y lo seguirán haciendo. No creo en sus buenas intenciones. Quieren mostrarse nobles y humildes, cuando no lo son. Han demostrado ser todo lo contrario". Lamentablemente, la voz de Gutiérrez, a pesar de haber sacado más de 5 millones de votos, ya no tiene el mismo eco en los medios.
Descubrieron que la disociación entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace no los afecta entre sus electores que, en nombre del cambio, están facultados para decir y hacer lo que quieran, incluida la distribución de mermelada para un Congreso de mayorías arrodilladas, gracias a las más viejas y degradadas prácticas de compra de conciencias. Todo vale. Por eso están con mucho afán. De ahí el ultimátum que les dio el presidente electo a las recién conformadas mayorías: tienen sólo hasta diciembre para aprobar las reformas claves, en alianza "con la política tradicional".
El Centro Democrático se declaró como el único partido en oposición en el Congreso, pero más allá del tema partidista ¿soportará la clase media, perteneciente a todos los partidos, la subida de impuestos, la apropiación del ahorro pensional y los cambios que se cargarán a su costo?
No es sensato desconocer ni menospreciar lo que están pensando y sintiendo la mitad de los colombianos.