Desde Alemania
Estas son algunas ideas sueltas, que tras una semana de visitar Alemania por cuenta de una gentil invitación de la Fundación Konrad Adenauer, en compañía deotros estudiosos de las Relaciones Internacionales, la seguridad y la defensa de varios países latinoamericanos, resulta interesante compartir con los lectores:
- Es increíble cómo han cambiado las cosas. Unos años atrás, al hablar en foros internacionales de los problemas de América Latina, la referencia a Colombia y a su caída, aparentemente imparable, por el abismo de los Estados fallidos era inevitable. Ahora los problemas tienen otro nombre: Venezuela y Argentina, mientras Colombia parece estar por fuera del radar de las preocupaciones europeas.
- El anquilosamiento de la relación entre Europa y América Latina nace de la pretensión europea de encontrar un único interlocutor, una sola voz latinoamericana. Añádase la dificultad que tienen los europeos para modular el tono de su diálogo con la región, pues aunque éste no sea en modo alguno un diálogo entre iguales, no es ya tampoco el monólogo caritativo y aleccionador que estaban cómodamente acostumbrados a imponer hace tan sólo unos años.
- Pero síhay un tema que despierta la curiosidad y el interés europeo en América Latina como ningún otro, es la Alianza del Pacífico. Tratan de descifrarla, diferenciarla, interpretarla. Se preguntan si tendráéxito (¿en qué?), si forma parte de una estrategia mayor para contrarrestar el liderazgo brasilero (¿cuál?), si seguiráel modelo de la UE (por fuera del cual les sigue costando trabajo imaginar la integración). La Alianza tiene, al parecer, una oportunidad excepcional para consolidar una marca y proyectarse globalmente, si capitaliza adecuadamente todas estas expectativas. Y aparentemente, lo estáconsiguiendo.
- Por otra parte, si uno pregunta en Berlín por la cuestión ucraniana, obtendrálas más inesperadas (y contradictorias respuestas). Un miembro del Bundestag diráque no es más que otra bravuconada de Putin, para desviar la atención de la opinión pública rusa y distraerla de sus problemas internos; otro dirá, con tono exaltado, que la conducta rusa constituye la amenaza más grave para la paz en Europa. Y en el Ministerio de Asuntos Exteriores insistenen que Rusia viológravemente el derecho internacional,y por lo tanto, debe asumir las consecuencias. Pero en ningún lado dicen, concretamente, quépiensa hacer Alemania más alláde la pura retórica.
Entre tanto, se han cumplido 100 años del asesinato de Francisco Fernando. Y la liquidación de los imperios que empezóentonces,sigue causando conmoción aún hoy en los Balcanes, el Cáucaso y el Medio Oriente.
*Analista y profesor de Relaciones Internacionales