Los nuevos héroes son jóvenes
“Bueno preguntarse qué pasaría si fuéramos más solidarios”
HACE algunas semanas en diferentes lugares de Bogotá se podían ver jóvenes universitarios entre 20 y 25 años con camisetas blancas marcadas con el logo de la fundación un “Techo para mi País” recogiendo dinero para fabricar casas a los más pobres.
Qué grato fue ver este espectáculo de altruismo invadir las calles de la ciudad. Fue como un grito de los más jóvenes hacia la sociedad para despertarnos del letargo que padecemos frente a los más pobres.
Ver a jóvenes universitarios sacando tiempo de sus vacaciones, dejando de ir a tomar café , de ir a cine, de ver películas en sus casa o de verse con sus amigos por ir a las calles a recoger dinero para una fundación lo lleva a pensar a uno en que la esperanza sigue viva para Colombia. Mientras que los jóvenes se interesen por la angustia del otro creo que podemos decir con toda seguridad que tenemos futuro. Este es el material de los nuevos héroes, de los que aman al pobre.
Y es que en una nación como la nuestra tan movida en donde en el día a día hay escándalos, violencia, asesinatos, importantes decisiones políticas y muchas cosas más, tendemos a volvernos inmunes al dolor ajeno, indiferentes al padecimiento del prójimo. Es como una anestesia colectiva que nos ha hecho indolentes a las dificultades de otros.
El escritor Max Lucado en su libro Más allá de tu vida llama a esto una especie de coraza que nos colocamos y en la que nos metemos para aislarnos del mundo y sus dolores. Una coraza que nos paraliza para servir a los demás.
Lo que hacen estos jóvenes debería cuestionarnos y, al menos, animarnos a pensar un poco más en el otro. A tener presente que en un país como Colombia en el que 45% de su población vive en la pobreza, 17% en pobreza extrema y en donde hay casi 7 millones de personas en indigencia, hay mucho por hacer y muchos prójimos para ayudar.
Seria bueno preguntarse qué pasaría si fuéramos más solidarios, menos indiferentes. Qué sucedería en nuestras vidas si nos diéramos un poco más a los padecimientos de otros. Si nos tomáramos algo de tiempo y de recursos en tender una mano al que lo necesita.
Es probable que si nos volviéramos más solidarios y menos egoístas tendríamos una nación diferente, menos violenta, con menos desigualdades y, sin lugar a dudas, más feliz.
Aclaración
En mi pasada columna “201 años” utilice algunas ideas como la situación de conflicto en la que nace el país y la falta de un proyecto de país en sus orígenes que debo aclarar no son mías sino que las escuché del reverendo Darío Silva Silva en uno de sus sermones acerca de Colombia. Ofrezco disculpas por este descuido.
andresfrangel@yahoo.com