AMYLKAR D. ACOSTA M. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 11 de Julio de 2012

El viraje necesario

 

Como dijo Einstein “no podemos resolver los problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando se crearon”. Si partimos de la premisa de que como vamos vamos bien, si nos sentimos confortables en el lugar en donde estamos, si se cree que se están haciendo las cosas correctamente, no hay disposición para dar el timonazo que se requiere. La complacencia se ha convertido en el mayor obstáculo para el viraje necesario.

Si se parte de creer que “la base productiva colombiana es muy diversificada”, como lo sostiene nada menos que el Zar del TLC, Hernando José Gómez, y que esta es una de sus fortalezas “para aprovechar el TLC con Estados Unidos”, no hay nada que hacer. No se puede tapar el sol con las manos; en los últimos años tanto el sector agrícola como el sector industrial han venido perdiendo participación en el PIB y este último viene concentrándose en muy pocos renglones. Ello se refleja en la composición de las exportaciones colombianas, en las que vienen perdiendo cada vez más participación.

Nos lo dice la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcenas, refiriéndose a América Latina en general y a Colombia en particular, de nuevo “nos convertimos en exportadores de materias primas, volvimos a esquemas que creíamos superados… Nos estamos asociando con China, que será la primera economía del mundo en el 2016, con un modelo en el que vendemos materia prima e importamos manufacturas. Así nos será muy dificil dar sostenibilidad a nuestro crecimiento”, que es de lo que se trata.

Por nuestra parte, hemos sido reiterativos en que el único camino para alcanzar la meta planteada en el Plan de Desarrollo de Santos de un crecimiento sostenido por encima del 6% y una tasa de desempleo de un solo dígito, es sobre la base de la ampliación y diversificación de la base productiva mediante la promoción de la industria, la ampliación y diversificación de las exportaciones y de los mercados, así como también la profundización del mercado interno a través de la formalización del empleo y la drástica disminución de la pobreza y la desigualdad, dos lacras sociales que no sólo deben avergonzar al Presidente de la República sino a todos los colombianos. ¡No hay otro camino!

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