Alfonso Orduz Duarte | El Nuevo Siglo
Sábado, 29 de Agosto de 2015

“Relaciones con Venezuela, tradicionalmente ásperas”

A TRAVÉS DEL TEODOLITO

Discusiones fraternales

 

¿POR  QUÉ  será que las relaciones de Colombia con nuestro país hermano Venezuela, dígase más exactamente con algunos de sus gobernantes, han sido tradicionalmente tan ásperas? La historia política de Venezuela ha sido bastante agitada. Su gran parecido a Venecia según los conquistadores le valió la forma en diminutivo de esa ciudad convirtiéndose en Venezuela. Dicen en los Santanderes que Juan Vicente Gómez, quien ocupó un espacio importante en la vida política de Venezuela, fue colombiano. Esa desde luego es una charada que no tiene fundamento histórico que la demuestre, pero mientras esté en el límite de los  dimes y diretes no le hace daño a nadie y alimenta los cuentos en campos y veredas. Lo cierto es que fue un mandatario rígido que dejó buenas obras, pero también controversias por su temperamento autoritario.

Una de las características de los mandatarios venezolanos es que la Constitución bajo cuya vigencia son elegidos, no les gusta y buena parte de ellos han resuelto cambiarla; habría que bucear con ánimo investigador en la historia venezolana para poder sacar en limpio cuántas ha tenido ese país y cuáles han sido las diferencias básicas entre unas y otras; la última  es la de Hugo Chávez, la cual le cambió el nombre al país agregándole el adjetivo Bolivariana honrando así el nombre del Libertador de cinco naciones. ¿Serán los cambios en la Constitución factor de inestabilidad?

Los conflictos y discusiones entre Colombia y Venezuela han sido de carácter fronterizo en límites terrestres comunes que tienen una longitud de 2.219 kilómetros.  Si nos atenemos al giro que se usó desde la época de la conquista que dice que la tierra domina el mar, el archipiélago de Los Monjes a 19 millas de La Guajira, forma parte del territorio de Colombia. Sin embargo su posesión ha sido un continuo factor de malestar y desentendimiento aún no resuelto, lo cual no fue obstáculo para el incidente de la corbeta Caldas de nuestra Armada que fue ofendida navegando en mares de Colombia. Casi que nos vamos a “las manos” y nos damos cocas, como decíamos en la época escolar cuando las desavenencias se resolvían a las trompadas. Viene luego el desafío a la soberanía colombiana cuando nuestros vecinos se pusieron bravos porque Colombia autorizó unas bases norteamericanas en nuestro territorio. Como si todo lo anterior fuera poco, recientemente Venezuela fijó por medio de disposiciones de allá sus límites territoriales sin contar con Colombia. Parece que ese pleito se resolvió. Fue otra agresión innecesaria.

Pero con el correr del tiempo y como consecuencia de Chávez, Venezuela no ha cejado en, por todos los medios que ha podido, de expandir a todos los países del área su ideología del socialismo del siglo XXI.  Colombia no fue la excepción pero aquí no  encontró terreno propicio para ello, lo cual no ha sido de su gusto. Ahora han resuelto expulsar a un contingente notable de colombianos que legal o ilegalmente durante años llevaban una vida pacífica allá. Le asiste todo el derecho de tener dentro de sus fronteras  personas que  Venezuela quiera; pero el de expulsarlas en la forma inhumana como lo ha hecho. Como tampoco le asiste el señor Maduro insultar a Álvaro Uribe en la forma soez como lo ha hecho. Independientemente de los gustos políticos no agrada que un expresidente sea vilipendiado. Aplaudimos al Gobierno por su decidida defensa de los colombianos expulsados.