Primer año de gobierno
“Medida de lo bueno, regular o malo de lo que va a ser”
EN todos los gobiernos democráticos, las realizaciones administrativas y políticas del primer año son la medida de lo bueno, regular o malo de lo que va a ser ese Gobierno. Acaba de cumplir su primer año el actual régimen de Juan Manuel Santos, pero lo cierto es que en ese lapso es poco lo que se puede realizar para calcular con acierto lo que se hace en 4 años en favor de la economía, del bienestar y del progreso del pueblo, y de la Nación.
Por eso en algunos países, como Estados Unidos, han establecido una reelección por otro período igual cuando el sistema de administración ha sido bueno o le dan a esta la oportunidad de expresarse por medio del sufragio, si el Gobierno cuyo período termina ha sido favorable o no. Yo soy partidario de esta fórmula para el segundo período, pero sólo por una única vez. Me parece que es esta la fórmula más democrática y de mayor acierto.
Además, es un medio para que los partidos políticos se alternen en el ejercicio del poder del Estado y puedan presentar planes económicos que resulten favorables. Hay que tener en cuenta que, para mi opinión, el mejor gobierno en todo país auténticamente democrático es el que ejerza programas de pleno empleo de los trabajadores y de desarrollo económico y social integrales, haciendo a un lado la demagogia y la corrupción en todos los actos administrativos.
El cuidado de las instituciones democráticas y de la sana colaboración entre las ramas del Poder Público, conservando su independencia relativa como lo establecen la Constitución y las leyes, es política jurídica indispensable para avanzar en el progreso armonioso de la Justicia y del Estado de Derecho. Es importante entender que donde hay pleno empleo en las ciudades y en el campo, bien remunerado y estable, y el crédito es abundante y bien distribuido, siempre hay progreso.
Claro que un país en donde la guerrilla y el narcoterrorismo, como ocurre en algunos de la región, como en Colombia y en México, es más difícil cumplir programas de progreso integral, en lo económico y social, incluso en lo educativo y la salud, pero es necesario que todos hagamos un esfuerzo de colaboración y sepamos ahorrar para que todo se fortalezca y se vuelva a la paz para todos. Es condición la no corrupción.
La crisis económica y social del planeta no es tan grave como se cree. Está acentuada más que todo en Estados Unidos, debido al mal gobierno actual, en lo nacional e internacional, lo cual es lamentable. Fuera de África, la crisis no es tan profunda. Entre nosotros, por ejemplo, a pesar de la narco-guerrilla, no es grave como en E.U. La crisis entre nosotros no sólo es tolerable, sino que en la práctica no existe realmente. Si aquí supiéramos repartir con justicia social la riqueza que tenemos, la que es pequeña pero que siempre es riqueza, las cosas serían mejor.
Esperamos que los actuales gobiernos no hagan demagogia y remuneren bien el empleo, para que haya justicia social y riqueza bien distribuida.