ESCASA FUERZA
Redes de humo
En las pasadas elecciones volvió a ocurrir lo mismo que con la ola verde. El fenómeno de las redes sociales, que tanto ha alardeado de revolucionar las relaciones humanas y el modo tradicional de las estructuras sociales, nuevamente mostró su fragilidad. Hemos conseguido construir una imagen de las redes sociales como un espacio social donde las nuevas generaciones expresan sus pensamientos de modo directo y evitando el mundo formal e institucional de los medios tradicionales. Se ha hablado de la revolución mediática que supone tener un grupo de jóvenes con una ventana pública donde son vistos, leídos y escuchados, hasta el punto de profetizar que los medios de comunicación en algún momento tendrán que someterse a estas nuevas dinámicas, si quieren sobrevivir. Hemos hecho películas y series en las que se recrea el supuesto poder de las redes sociales y su increíble incidencia en las personas y el poder. Hemos presenciado también escándalos monumentales causados por algún twit o post, al mismo tiempo que nuevas redes invaden el mundo virtual y se convierten en alternativa publicitaria, laboral y de interacción social.
Sin embargo, este gran espectáculo parece estar hecho de humo, pues fenómenos como el ocurrido el pasado fin de semana en la jornada electoral, ponen de nuevo en evidencia la escasa fuerza que estas dinámicas mediáticas tienen en el “mundo real”.
Si se hace un análisis de las tendencias políticas de quienes se mueven en el mundo de las redes sociales es claro que se concluirá que el denominador común es el inconformismo. Hay un espíritu crítico que parece ser el que inspira las opiniones y comentarios que ruedan día a día, a velocidades insospechadas en estos escenarios sociales.
Desde luego, los políticos con ánimo innovador, no tardaron en aprovechar esta pantalla y este público para dar a conocer sus campañas, con la esperanza de que al tener esta población cautiva obtendrían la cantidad de votos requerida para ocupar algún escaño. No obstante el fenómeno de la ola verde se repitió. Al parecer, esa inmensa población que recorre segundo a segundo las redes sociales, no es lo suficientemente fuerte y representativa. Hay que tener en cuenta que Colombia es uno de los países donde más se usan las redes sociales, y en donde mayor cantidad de tiempo invierten los usuarios en ellas. También se ha visto que no son propiamente los adolescentes quienes frecuentan con asiduidad las redes, sino que cada vez es más la población adulta que se inscribe e interactúa a través del mundo virtual. Tan es así, que ya es un comportamiento generalizado que los más jóvenes estén explorando nuevas redes para no coincidir en Facebook o Twitter con sus padres.
¿Dónde está la supuesta fuerza de opinión de los pobladores de las redes sociales? Hay dos posibilidades. La primera, que todo el espectáculo que ofrece esta dinámica sea una gran ficción, bien montada y financiada por la publicidad; la segunda, que además de la ficción que en parte contiene, el escepticismo y la superficialidad primen sobre la responsabilidad ciudadana y una gran proporción de aquellos que se manifiestan políticamente en las redes, se haya quedado allí, frente a la pantalla, criticando el desempeño político, en lugar de salir a votar.