El Gobierno tiene el agua al cuello en materia de presupuesto de funcionamiento.
No sobra un peso para aumentar inversión social y no queda un centavo para pagar nuevos contratos, asesorías o investigaciones. Le están faltando $25 billones al país para ejecutar su plan de economía social.
El Ejecutivo anda al límite en inversiones y gastos administrativos. La regla fiscal está podría quebrarse si no llegan nuevos ingresos. La olla está muy raspada y queda poco para poner a cocinar.
Cifras confirman que pasada reforma tributaria, fue inútil. Alborotar sistema tributario con más IVA a los pobres, fue caótico. Gracias a ese ajuste impositivo, consumo se desinfló y finanzas no mejoraron. La salud de economía colombiana no mejoró por cuenta de más impuestos.
Fue una exageración asegurar que era una reforma estructural.
Está de moda hacer añicos el universo tributario cada dos años.
Ninguna empresa con planes de expansión resiste cinco tributarias en 10 años.
Pocos inversionistas se ven tentados de llegar a Colombia por sobresaltos en reglas de juego. Es cantinflesco asumir que inversores son inmunes a tal zafarrancho tributario.
Descabellado que economía puede crecer más si se altera régimen fiscal.
La catarata de impuestos en Colombia es de talla mundial. ¿Cómo hacer proyectos de inversión si a vuelta de la esquina asoma un bandazo tributario?
Estabilidad tributaria es requisito para programar inversiones y negocios. Por eso, Gobierno debe garantizar que su reforma tributaria no será otra colcha de retazos que espantará capitales.
Y además, debe sincerar articulado: habrá mayores tarifas, más IVA al mercado, alivios a empresas y más cargas a clase media.
Es tan difícil la situación financiera del Estado que se hacen esfuerzos para ‘blindar’ el Programa de Alimentación Escolar y Familias en Acción. Sin embargo, el hueco fiscal ya empezó a destrozar bolsillos: Habría tijeras de $3.5 billones en inversión de varios sectores para el próximo año, entre ellos agricultura, para compensar descuadre financiero.
Hay que echar mano de todo, pero sin alterar garantías jurídicas.
Eliminar exenciones tributarias que benefician inversiones en activos, zonas francas o la Ley de Estabilidad Fiscal, significaría un cambio drástico en las reglas de juego que podría llevar a millonarias demandas, estimó el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla.
Aunque no se contempla hoy, es buen tiempo para poner en venta acciones del Gobierno en Ecopetrol. Se necesita plata, hay que vender algunos enseres.
Otra puerta para recibir más ingresos es modernizar anacrónica, obsoleta y vetusta DIAN. Es urgente que esta entidad se reinvente y permita un bajonazo en evasión y elusión.
Y no hay que ignorar otras dos vías para recaudar más y hacer menos reformas tributarias. Llegar al origen de paraísos fiscales, castigar, penalizar y recuperar billones.
Vender activos, bienes que recuperó el Estado de manos de narcoterroristas y que hoy son lucro cesante. Casas, apartamentos, oficinas, bodegas, locales, fincas, chalets y tierras, están en el aire. Rematar para invertir.