“Nada cambiará mientras haya pobre educación”
EL SEPTIMAZO
Malala
Tarareo el eslogan palaciego “todos por un nuevo país: paz, equidad, educación”, mientras en la séptima chapineruna aún resuena el paro nacional de maestros, ese de cuya existencia Santos no podrá dudar jamás porque su realidad fenomenológica lo puso cuesta abajo, y me digo a mí misma que aquí nada cambiará mientras haya pobre educación para los pobres.
Un estudio hecho en 2014 por la investigadora de Fedesarrollo Martha Delgado Barrera, titulado Educación básica y media en Colombia: retos en equidad y calidad, afirma que “la planta de docentes públicos del país para educación preescolar, básica y media, está conformada por cerca de 314.000 profesores, de los cuales 75% son bachilleres normalistas o licenciados en educación y el 25% restante son profesionales de otras áreas. Se ha encontrado que las personas que se forman como docentes son estudiantes con baja preparación académica y que la calidad educativa de los programas de licenciatura presenta limitaciones, lo cual se traduce en baja calidad de la enseñanza que imparten y en bajos resultados para sus estudiantes”.
Entonces mi cerebro hace una atrabiliaria sinapsis y trae a colación el interrogante de Santos a boca de urna para su segundo mandato: “¿prestaría a sus hijos para la guerra?” y pienso por qué no preguntó más bien si prestaríamos a nuestros hijos para la docencia; es que en Colombia ser policía, soldado y maestro es lo mismo, lo más bajo en la pirámide social, oficios escogidos porque toca, porque no hay más opciones o como diría Hegel, desde la carencia. Queremos paz, equidad y educación pero somos inequitativos con policías, soldados y maestros.
Me martilla una frase de la niña Premio Nobel de Paz en Yo soy Malala, que debería ser acogida por los gurús del posconflicto y tallada en piedra en el Ministerio de Educación Nacional: “La mejor manera de luchar contra el terrorismo es muy sencilla: educar a la próxima generación”.
Ojalá este país amnésico recordara el inri que Gina versión 2009, en un show mediático en los que es experta, le chantó al movimiento universitario cuando afirmó categóricamente que las Farc tenían infiltradas a las universidades. Era ministra alguien que sí podía entender las convicciones de Malala
Que alguien le sople a Gina Parody, a quien la cartera le quedó como una shopping bag de Longchamp después de promediar las vueltas de sábado, que “un niño, un profesor, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo”.